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Cerrón y la agenda país

Resulta inverosímil apreciar, día a día, cómo una persona condenada por delitos de corrupción (Negociación Incompatible), con denuncias abiertas por malversación de fondos, colusión, entre otros, como el señor Vladimir Cerrón, sea quien imponga la Agenda de nuestros país. Con ello demuestra, finalmente, que es él quien detenta, actualmente, el poder tras bastidores y quien dirige de una u otra forma los asuntos políticos que deben discutirse.

Sin una oposición sólida y real, sin un líder claro que cohesione las cada vez mayoritarias voces de protesta frente a la incapacidad y visos de corrupción que contaminan nuestra escena política, Cerrón y sus allegados hacen cuanto desean sin mayor contención, realizando el único juego que conoce la izquierda más rancia de nuestro país, generar conflicto, contradicciones y azuzando con mentiras los descontentos, justificados, dicho sea de paso, de nuestra población.

Demostrado es que, cuando llegan al poder, solo generan caos, hambre, pobreza y mayores necesidades. Queda claro; por ejemplo, que la maniobra de la Asamblea Constituyente es un distractor para resistir algunos meses más, pero es justamente ello lo que agrava la situación. No importa el destino país ni la viabilidad de las propuestas, solo aferrarse al poco poder que detentan para evitar, inclusive, prisión. Este es el trabajo real de Cerrón, de manera vergonzosa y sin mayor oposición, no podemos ser tan ciegos e inactivos frente a algo tan notorio.

La verdadera Agenda País requiere medidas urgentes en temas de seguridad ciudadana, tanto en lo referente a asaltos en general, como asesinatos por sicariato, sanciones y, sobre todo, prevención; crecimiento económico, proyectado para este año en un 2.3%; infraestructura social (carreteras, colegios, hospitales), reconstrucción nacional (en Virú tenemos un puente Bailey desde el año 2017, cuando su vigencia es de sólo un año), resolución de conflictos sociales para generar mayor inversión, respetando las normas laborales y socioambientales, entre otras medidas urgentes que deben analizarse de inmediato.

En conclusión, dejemos que cada institución haga su labor, exigiendo al Jefe de Estado realice la suya, dejando las discusiones políticas de lado, poniendo al país y su gente en primer lugar, y, sobre todo, desvirtuando cada de las falsas afirmaciones de un aprendiz de dictador.