El Gobierno Regional de Áncash lanzó una alarmante advertencia a la población: las aguas de los ríos Santa y Tablachaca han sido declaradas no aptas para el consumo humano.
Un reciente informe reveló este domingo la presencia de elevados niveles de hierro, arsénico y manganeso en estas fuentes hídricas, sustancias que, según las autoridades, tienen su origen en la actividad minera de la región.
Agua del río Santa contaminada
A principios de agosto, los habitantes de las zonas aledañas a los ríos Santa y Tablachaca notaron un preocupante cambio en el color del agua, que se tornó de un inusual tono anaranjado.
Esta anomalía encendió las alarmas entre la población y las autoridades, quienes de inmediato tomaron muestras para evaluar el estado de los componentes fisicoquímicos y los niveles de metales pesados en los ríos.
El primer análisis, realizado en el río Santa, mostró niveles de hierro y arsénico que superan los Límites Máximos Permisibles (LMP) establecidos por las normativas ambientales.
Estos resultados motivaron una rápida recomendación a la empresa proveedora del servicio de agua potable en la ciudad de Nuevo Chimbote, la cual se abastece del río Santa, para buscar urgentemente un tratamiento adecuado que mitigue los altos valores de estos metales peligrosos.
El segundo análisis, realizado en el río Tablachaca, en la provincia de Pallasca, arrojó resultados igualmente preocupantes. Además de los niveles elevados de hierro y arsénico, se detectó la presencia de manganeso en cantidades que exceden los Estándares de Calidad Ambiental (ECA). A esto se suma la alta turbiedad del agua, otro indicador de contaminación severa.
El primer análisis, realizado en el río Santa, mostró niveles de hierro y arsénico que superan los Límites Máximos Permisibles (LMP) establecidos por las normativas ambientales.
Las comunidades que dependen del río Tablachaca, como el centro poblado de Chuquicara, enfrentan un grave riesgo sanitario. Ante esta situación, el Gobierno Regional de Áncash ha instado a las autoridades locales a buscar alternativas urgentes para el abastecimiento de agua potable, ya sea mediante el tratamiento de las aguas contaminadas o la identificación de nuevas fuentes seguras.
El segundo análisis, realizado en el río Tablachaca, arrojó resultados igualmente preocupantes. Además de los niveles elevados de hierro y arsénico, se detectó la presencia de manganeso en cantidades que exceden los Estándares de Calidad Ambiental (ECA).
El congresista Elías Varas, tras difundir el informe en sus redes sociales, ha solicitado la declaratoria de emergencia ambiental en la zona afectada. En su pedido, dirigido al Gobierno Regional de Áncash y al Ministerio del Ambiente, Varas también exhorta a la Fiscalía del Ambiente a sancionar a los responsables de lo que considera “un atentado a la salud pública”.
Las imágenes de las aguas anaranjadas rápidamente se viralizaron en las redes sociales, captando la atención del ministro de Ambiente, Juan Carlos Castro. El ministro señaló directamente a la minería ilegal como la fuente principal de la contaminación. Según Castro, las aguas contaminadas provienen de la bocamina 1464, situada en el distrito de Pampas, en el departamento de Áncash.
Minería informal: el enemigo silencioso
Castro explicó que, según informes de la empresa pública Activos Mineros SAC (AMSAC), la bocamina 1464 ha estado inactiva desde 2015. Sin embargo, se sospecha que mineros informales han tomado control de estas instalaciones, manipulando los materiales mineros sin las debidas precauciones, lo que ha llevado a la contaminación de los ríos.
La AMSAC había advertido previamente sobre el crecimiento de la minería informal en la región, una actividad que, según la empresa, está fuera de control y representa una grave amenaza para el medio ambiente y la salud pública.
El río Santa, uno de los contaminados, es crucial para el suministro de agua tanto para el consumo humano como para la agricultura en las regiones de Áncash y La Libertad.
Ante la amenaza de contaminación, los grandes proyectos agrícolas han tomado la decisión preventiva de cerrar las compuertas de sus tomas de agua, intentando así proteger sus cultivos y evitar mayores daños.
Trujillo: lo que dice Sedalib
En tanto, Sedalib S.A. emitió un comunicado en el que asegura la calidad de agua que se distribuye en Trujillo. Según anunció en sus redes sociales, el resultado de las últimas muestras analizadas por su Laboratorio de Control de Calidad de Agua, acreditado por INACAL, “demuestran que el agua potable que proviene de la planta de tratamiento de agua de Chavimochic es apta para consumo humano”.
“Todos los parámetros que han sido analizados y comparados con el reglamento de calidad de agua cumplen con lo establecido en el Decreto Supremo N° 031-2010. Por ello, SEDALIB SA garantiza que el agua que es distribuida por nuestra empresa es apta para el consumo humano”, se lee en el comunicado.