Es una escena propia de otros países. No es común en el Perú, menos en Trujillo. Este acto de protesta es inusual por estos lares; pero es necesario.
Es una costumbre foránea que el escenario de una tragedia se llene de flores, carteles, peluches y cualquier otro artilugio que recuerde a las víctimas y persiga a los culpables.
Así está la fachada del centro comercial Real Plaza, donde el 21 de febrero se desplomó parte de su techo y acabó con la vida de 6 personas y dejó heridas a más de 80.
Siete días después, en un contexto de indignación, el frontis luce abarrotada de carteles, en los cuales se lee el nombre de las víctimas y furibundas críticas contra los dueños del negocio y las autoridades de la región La Libertad.
Real Plaza: galería fotográfica


















