En Río de Janeiro se ha desarrollado uno de los megaoperativos policiales más grandes de los últimos años para combatir el narcotráfico que asola a la ciudad brasileña. La operación, liderada por las fuerzas federales, incluyó un despliegue masivo de agentes y vehículos ciegos que ingresaron a múltiples favelas consideradas puntos estratégicos del crimen organizado.
Operativo en Río de Janeiro dejó más de 60 muertos
Según las autoridades locales, más de 60 personas murieron y 81 fueron detenidas este martes durante un operativo de la Policía Civil y Militar de Río de Janeiro contra el grupo Comando Vermelho (CV, Comando Rojo) en los complejos Alemão y Penha de la ciudad brasileña.

El foco principal fue desmontar estructuras que controlan la venta y distribución de drogas en zonas densamente pobladas donde la población civil a menudo queda atrapada en medio de los enfrentamientos. Según informes oficiales, el operativo buscó capturar a líderes locales, confiscar armas y decomisar grandes cantidades de estupefacientes, entre cocaína, marihuana y otras sustancias ilegales.
La violencia en Río se ha intensificado en los últimos años con la fragmentación de los carteles tradicionales y la aparición de nuevas facciones que luchan a sangre y fuego por el control territorial. Esta dinámica genera escenas cotidianas de tiroteos y pánico entre los vecinos, además de un incremento de alarma de homicidios relacionados con el narcotráfico.

A pesar de las críticas por el uso excesivo de la fuerza y las denuncias de violaciones a derechos humanos, las autoridades defienden la operación como necesaria para recuperar el orden y la seguridad ciudadana, afectados por el impacto económico y social del narcotráfico.
Este megaoperativo forma parte de una estrategia conjunta entre policía local, fuerzas federales y el apoyo internacional para frenar el flujo de droga en uno de los puntos neurálgicos del tráfico en América Latina. La complejidad del problema radica no solo en la violencia, sino en la red de corrupción y complicidad que ha permitido la expansión de estas organizaciones criminales.

El resultado de esta intervención marcará un antes y un después en la lucha contra el crimen organizado en Río, aunque expertos advierten que la solución definitiva aplicará además políticas sociales que tiendan las causas estructurales que alimentan el narcotráfico.
Con esta acción, la Policía de Río de Janeiro intenta enviar un mensaje claro: el Estado está dispuesto a ir hasta las últimas consecuencias para desmantelar las mafias y proteger a una población que, día a día, sufre las consecuencias de una guerra que se libra en las calles y que afecta la vida de miles de personas.










