Semidesnudos, maniatados y con los ojos vendados; así fueron ejecutados los trece agentes de seguridad de la empresa R&R, secuestrados, el 26 de abril del 2025, en una bocamina del anexo Pueblo Nuevo, en las alturas de Pataz.
En un video, registrado por uno de los secuestradores, se ve a las víctimas sentadas, una detrás de otra.
—Por favor —suplica uno de los agentes.
—No nos maten —ruega su compañero.
—Otro. Dale. Continúa. Está vivo. En el cerebro, no; al cuello. Dale, al toque —exige uno de los criminales sin inmutarse.
Los verdugos usan pistolas y fusiles para asesinar los infortunados hombres, quienes alargan la lista de víctimas mortales que deja la incursión del crimen organizado en las zonas mineras de la región La Libertad.
El hallazgo de los cadáveres
Fuentes vinculadas a la investigación compartieron a BuenaPepa el video de la masacre. Si bien la Policía confirmó el hecho, el comando de La Libertad guarda silencio sobre los detalles. “Los darán desde Lima”, dijeron antes del cierre de esta nota.
Los familiares de las víctimas, que viajaron hasta Pataz para sumarse a las labores de rescate, corroboraron el hallazgo.
Representantes del Ministerio Público y efectivos el orden realizan labores de levantamiento de los cuerpos, según imágenes de Gonzalo Haro, publicadas en el portal Epicentro.Tv.


Pataz: víctimas de la barbarie
Hasta el momento, ocho agentes secuestrados fueron identificados como: Nilver Joel Pérez Chuquipoma, César Rospigliosi Arellano, Frank Jesús Monzón Valeriano, Jhon Cristian Facundo Inga, Franklin Vicente Facundo Inga, Josué Carbonell Beltrán, Alexander Domínguez, Juan Ñaupari Salva, Darwin Javier Coveñas Panta.
Los trabajadores de la empresa de seguridad R&R, propiedad de un minero artesanal que brinda servicios a Minera Poderosa, acudieron a la zona para desalojar a presuntos mineros informales.
Según familiares de Darwin Coveñas Panta, tras el enfrentamiento armado con los ocupantes, no se supo nada de ellos.
“Los que tienen a nuestros muchachos es un delincuente apodado Cuchillo y los tiene en la mina de un tal Galindo. Han entrado armados y son 13 de nuestros trabajadores. Estamos negociando, pero los delincuentes no quieren saber nada”, expresó uno de los compañeros de las víctimas para los medios de Trujillo.
Pataz está en emergencia y pese a la presencia de elementos de la Policía y del Ejército, los resultados son nulos. La asociación entre mineros informales e ilegales y el crimen organizado, no da tregua.