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Las lluvias y el día después de mañana, por Carlos Talledo Manrique

El último sábado una fuerte lluvia nos sorprendió por varias horas y con una intensidad no vista desde hace algunos años. Preocupados, presenciamos, vivimos y sufrimos la inundación de nuestra ciudad.

Casas afectadas, ríos de lluvia discurriendo por las calles, activación de quebradas, miedo, frustración e indignación de una población cansada por el abandono de nuestras autoridades, quienes salieron a recorrer la ciudad para la foto y luego, silencio.

Las lluvias y un panorama que se repite

Al amainar la lluvia nos encontramos con un paisaje desolador, propio de una película. Una ciudad inundada y destrozada, con edificaciones colapsadas, calles sucias y con un ambiente propicio para distintas enfermedades respiratorias e infecciosas.

No hay una sola pista que no haya sufrido los embates del agua, originándose nuevos huecos o profundizando los ya existentes, generando caos vehicular, tráfico, molestia, pérdida de tiempo, accidentes, cierre de calles y un profundo malestar de la población.

Resulta frustrante saber que siempre tenemos el mismo problema sin que se realicen las acciones preventivas necesarias de hace años, no es que no exista dinero para hacerlas, los fondos existen, el problema es la enorme incapacidad para poder hacer un plan de trabajo adecuado y presentar proyectos bien fundamentados que conlleven a su aprobación, sin mencionar la enorme corrupción que inunda también, como huaico pestilente, las oficinas de nuestros gobiernos locales.

Un gran ejemplo de ello es la erosión costera que ha dejado sin playas a Trujillo, es problema detectado desde varias décadas y hasta la fecha, nadie asume la responsabilidad para su solución, hasta la fecha nadie dice nada.

Como siempre, los más afectados somos los que día a día salimos a la vida a trabajar, estudiar, caminar por una ciudad en ruinas, como si hubiésemos salido de un episodio bélico, de un bombardeo aéreo.

Los problemas pueden ser muchos y cada sector tendrá una explicación para ello, desde su puesto de gobierno, perspectivas y dificultades. Sin embargo, lo cierto es que, si no toman las medidas necesarias, teniendo en cuenta que cada verano esta ciudad sufrirá lluvias de mucha intensidad debido a los microclimas que nos afectan, no pasará mucho tiempo sin que nos encontremos inmersos en un escenario apocalíptico, viendo morir a nuestra querida ciudad.

Empecemos por reconstruir las pistas de nuestra ciudad, por cada sector, urbanización o barrio, hacerlas bien, para evitar que al primer chubasco se descascaren, se destruyan como papel mojado, empecemos por exigir calidad de autoridades, capaces y dispuestas a hacer su trabajo, empecemos por pedir, categóricamente, vivir mejor.

Por Carlos Talledo Manrique

abogado constitucionalista

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