Hernán Barcos es uno de los jugadores más queridos de Alianza Lima, tanto por sus compañeros de equipo como por los hinchas. Cuando todos daban por hecho que el Pirata colgaría los botines para sumarse como asistente al comando técnico de Néstor Gorosito en el 2026, el mismo Barcos salió a ponerle candado a los rumores: él quiere seguir jugando, todavía tiene pólvora para rato.
Y, como es habitual en el universo blanquiazul, sus palabras se vuelven himno y consigna cada vez que la tribuna parece necesitar una bocanada de fe.
Hernán Barcos y Alianza Lima: su contrato vence este 2025
La Liga 1 2025 ya va cerrando capítulos, Alianza Lima pelea palmo a palmo el segundo lugar y la clasificación directa a la la Copa Libertadores y la directiva va tejiendo en silencio la base del nuevo plantel.
El futuro se debate en las oficinas del Alejandro Villanueva: llegadas, partidas y negociaciones pendientes, todo bajo el aval de Pipo Gorosito. Pero en la cancha, Barcos sigue siendo el faro de referencia. No importa que para la próxima campaña sume 42 años —una edad de museo para cualquier delantero en activo—, el argentino sigue inflando redes. Lleva 14 goles en la temporada y comparte vestuario con veteranos como Paolo Guerrero y promesas que lo ven como modelo y guía.
Hernán Barcos rompe su silencio
La incertidumbre por su continuidad emana más de los escritorios que del clamor popular. Cada vez que termina contrato, el club y el propio Barcos se sientan a negociar, conscientes de que su aporte no sólo es en números, sino en jerarquía, experiencia y el temple que no se negocia.
«No, no. Quiero seguir jugando. El cuerpo técnico en un año», disparó Barcos frente a los micrófonos, descartando con claridad cualquier retiro y cualquier enroque prematuro hacia el buzo de entrenador. La frase corrió rápido por la prensa y las redes, tranquilizando a un sector de la hinchada que quiere verlo abandonar el estadio en andas y no por la puerta de utilería.
La directiva blanquiazul, liderada por los Navarro, tampoco parece definida. Saben que su posible renovación depende de un delicado equilibrio entre lo deportivo, lo financiero y el desgaste natural del tiempo. Barcos, por su parte, dice lo que siente: si el cuerpo le responde, seguirá embarcando goles y dejando bocas abiertas en Matute.
Mientras tanto, el grupo se concentra en los entrenamientos, con la moral arriba y la meta fija en cerrar la temporada de manera decente. Hernán Barcos dirige, aconseja, marca y, sobre todo, juega. Ni los años ni los rumores parecen distraer a un futbolista que, en cada declaración, reafirma lo que para todos es claro: el fútbol sigue siendo su pasión y Alianza Lima, su tripulación.
La tripulación y la hinchada, por ahora, pueden dormir tranquilos: uno de sus capitanes quiere seguir en la cubierta.
