“El tipo puede cambiar de todo: de cara, de casa, de familia, de novia, de religión, de Dios… pero hay una cosa que no puede cambiar, Benjamín: no puede cambiar de pasión”.
El secreto de sus ojos, ganadora del Oscar (2009).
Robert Eliut Campos Crespo cambió todo lo que pudo: país, casa, gustos, amigos, estilo de vida; pero no de pasión. Desde joven se dedicó al deporte. Con 51 años aún conserva un porte atlético. Es natural de Ecuador, practica buceo y crossfit; y desde hace casi doce años era buscado por la Policía Internacional (Interpol) en 160 países por asesinato.
Llegó al Perú hace varios meses con identidad falsa, tras un paso breve por Colombia. Se instaló en una vivienda en el distrito Los Olivos, en Lima, y siempre tuvo un perfil bajo para no levantar sospechas.
Pero no cambió de pasión. Y fue así como la Policía lo ubicó y capturó. Robert es —era— el segundo criminal más buscado de la provincia de Guayas (Ecuador), por quien la Policía de ese país llegó a ofrecer recompensa por información que permitiera su detención.
Asesinó a martillazos a su expareja
Robert Campos estuvo prófugo de la justicia de Ecuador desde el 2011, año en el que cobró notoriedad tras cometer uno de los crímenes que más conmocionó a la población del vecino país norteño.
El 5 de octubre asesinó de veintinueve martillazos a su expareja María Fernanda Fernández de Córdova Flores, una joven de 21 años, estudiante de Marketing de la Universidad Católica y empleada de la Junta de Beneficencia de Guayaquil; de ahí su sobrenombre El martillador.
A su víctima también le gustaba practicar crossfit, ese entrenamiento de fuerza y acondicionamiento físico basado en ejercicios de alta intensidad. Fue en el gimnasio donde María Fernanda conoció a Rober Campos, quien era su instructor, y se enamoró.
Su relación duró apenas dos meses. María Fernanda la terminó por los celos enfermizos que desnudó su pareja.
“Un día hasta le quitó el chip del celular porque no quería que tuviera amigos”, recordó María Flores, madre de la víctima, en una entrevista a un medio televisivo de Ecuador.
En los días previos al asesinato, Robert Crespo le envió varios regalos a María Fernanda. El acoso era extremo, al punto de que ella tuvo que cerrar sus redes sociales para que la deje en paz. El día del crimen, la fue a recoger a su trabajo en un auto alquilado, por lo que la familia de la joven cree que tenía todo planificado.
“Fue brutalmente asesinada, vi las fotos cómo la encontraron, prácticamente con el cráneo destrozado. Tipos como él, psicópatas, celópatas, tienen que estar tras las rejas”, desfogó en la morgue Jorge Rubio, tío de la joven universitaria.
Todos los caminos conducen al Perú
La Policía ecuatoriana siempre le siguió los pasos. Elevó la orden de captura internacional en 160 países y, tras más de una década del crimen, llegó un reporte sobre su paradero.
El martillador fue visto en las calles de Lima. Había cambiado muchas cosas, pero no su pasión por el deporte. En la capital de Perú se ganaba la vida como personal training y dictaba clases particulares en distintos parques. No salía con frecuencia de su vivienda y trataba de pasar desapercibido. La Policía informó que tenía hasta cuatro identidades.
“Esta persona fue capturada al promediar las 17 horas por personal de búsqueda y capturas internacionales de la Interpol Lima. Personal de Inteligencia logró ubicarlo y contactarlo para unas clases particulares. Cuando se realizó el encuentro en un parque del cono norte, en Los Olivos, se procedió a la captura”, contó a BuenaPepa el coronel Carlos López Aedo, jefe de la Interpol en Perú.
— Vas a permanecer en una cárcel de aquí, hasta que te lleven las autoridades de tu país.
El martillador escucha al agente que lo interviene sin decir una palabra. No se inmuta. Solo asiente.
Cuando cayó en el parque Previ, distrito Los Olivos, vestía polo blanco, short negro, zapatillas negras, gorra negra y un maletín. A los agentes trató de persuadirlos diciendo que era ciudadano peruano, natural de Oyón (sierra de Lima); pero tras pasar por el biométrico se confirmó su identidad.
“Esta captura es el resultado de un trabajo articulado entre la Interpol de Ecuador y la de Lima. Este hombre permaneció en la clandestinidad desde el 2011. Era un prófugo internacional ampliamente buscado en varios países”, indicó el jefe de la Interpol en Perú.
Las autoridades ecuatorianas iniciaron el trámite de extradición y calculan llevarlo a rendir cuentas ante la Justicia de su país en un plazo de tres meses. El martillador será recluido en un penal de Lima hasta que culmine el proceso de extradición.