David Salvatierra (1981) ha escrito un libro de cuentos sobre la familia. Es decir, ha narrado de todo: amor, tristeza, superación, venganza, ejemplo, violencia, nostalgia, felicidad, vocación…
El argentino Bernardo Klisberg, padre de la Responsabilidad Social Corporativa, ve en la familia el origen de los grandes problemas que aquejan a Latinoamérica: falta de educación, desnutrición, trabajo infantil, enfermedades, muerte por hambre y pobreza. El economista y sociólogo cree, también, que la familia es la solución de todos estos dilemas.
La familia como una serpiente comiéndose la cola o el antídoto y el veneno de nuestras imperfecciones y pecados. David Salvatierra prefiere citar el cuento Pálido cielo de Alonso Cueto. Allí un personaje dice: “Nuestra familia no se derrumba, porque nuestra familia conversa”.
Su obra la presentó el viernes 3 de marzo en la Feria Internacional del Libro de La Libertad. El español Hernán Migoya lo acompañó en la velada abarrotada de público.
Génesis del libro
“A partir de la pandemia, me dediqué a escribir cosas nuevas, es decir, que no tenían nada que ver con lo que había hecho antes. Me di cuenta que reuní un conjunto, más o menos, grande de relatos que estaban unidos por la idea de la familia: padres, hijos, hermanos, hermanas pequeñas, tragedias; historias que se viven dentro de cualquier casa, de cualquier país. Entonces, me pareció que había un nexo del cual, podía conectar varias historias y formar un libro”.
Sobre el título y portada
“En el proceso final de corregir, de darle la última pulida a los cuentos, no tenía el título del libro. Entonces, llegué a un cuento que, casualmente, no es nada triste, es uno de los textos con más humor de todo el libro; pero el personaje narrador, en un momento, dice esta frase: “Todas las familias tristes que componen mi numeroso clan se parecen unas a otras”. Entonces, dije: ‘este es el título’. Para la portada al diseñador-ilustrador le compartí la idea: tengo en la cabeza un viejo edificio de departamentos y en cada ventana, una familia que oculta una historia. Lo comenzamos a trabajar”.
Dos libros en uno
“Este libro se compone de dos partes: Todas las familias tristes y, una especie de bonus track, Otras familias, que son seis cuentos sobre literatura. Me interesa, incluso, fabular sobre la literatura misma. Hasta hay un texto de la relación del fútbol y literatura, que parte de un cuento que escribí hace bastantes años. Soy muy hincha del fútbol. Veo fútbol todos los días.
Fútbol y literatura
“La literatura de fútbol es uno de los grandes géneros de Latinoamérica, porque somos futboleros. Se cultiva, en especial, en Argentina y en Inglaterra. Creo que esos son los dos grandes polos. En Perú hay pocos libros de esta naturaleza. Hay una obra de teatro Historia de un gol peruano (Alfredo Bushby). Ribeyro, que fue un gran cuentista, tiene Atiguibas. Todavía no tenemos un gran escritor de fútbol en el Perú”.
Entonces, llegué a un cuento que, casualmente, no es nada triste, es uno de los textos con más humor de todo el libro; pero el personaje narrador, en un momento, dice esta frase: “Todas las familias tristes que componen mi numeroso clan se parecen unas a otras”. Entonces, dije: ‘este es el título’.
Otros temas del libro
“La vulnerabilidad, la fragilidad. Todo se puede acabar de un momento para otro. También, se visualiza la herencia familiar: cómo los padres dan a los hijos, a veces sin querer, ciertos rasgos, defectos —porque no solo se heredan las virtudes— que los adquieren, también, a pesar de sí mismo. Tú puedes heredar un rasgo de tu padre habiendo renegado de tu padre. Terminas siendo tu padre contra ti mismo. Eso me interesaba mucho”.
Familia y comunicación
“Hace un par de días leí el cuento Pálido cielo de Alonso Cueto. El tío del protagonista le dice: ‘Nuestra familia no se derrumba porque nuestra familia conversa’. Y eso es cierto. La buena literatura, que es ficción, es la que te cuenta cosas que son verdad. Parece algo tan sencillo, pero una familia que conversa no es común. La columna vertebral de una familia descansa en eso: la comunicación. Y la verdadera comunicación sucede muy pocas veces. Las familias que yo conozco, que se llevan bien, es porque siempre están conversando, no se guardan las cosas, porque cuando se dejan las situaciones en el subterráneo, el chupo llega a reventar en cualquier momento”.
Padre aún
“Soy soltero, aún. Sí, tengo proyecto de familia, pero me he tomado mi tiempo. Tengo un sentido de familia muy amplio porque somos muy unidos con mis padres y mis cinco hermanos: cuatro varones y una mujer. Soy el tercero. A mi hermano mayor, lo perdimos joven”.
Relación padre-hijo en la literatura
“Es un tema inagotable. Ha habido un cierto boom de la literatura padre-hijo. A mí no me interesa la autoficción, o sea, narrar exactamente lo que ha pasado. Si alguien lee mis historias y me dice, ‘oye, esto te pasó’ yo le voy a decir ‘no’. Yo veo una imagen y, a través de eso, recreo una historia, la trato literariamente; pero no voy a copiar la realidad tal cual. La literatura y la realidad, claro, tienen un punto de contacto, que es la partida, la pequeña explosión. No hay una cosa sin la otra. Específicamente, en estos cuentos (Todas las familias tristes) hay anécdotas, imágenes, historias que me contaron o que escuché.
También, se visualiza la herencia familiar: cómo los padres dan a los hijos, a veces sin querer, ciertos rasgos, defectos —porque no solo se heredan las virtudes— que los adquieren, también, a pesar de sí mismo.
Escucha activa
“A mí me han salido varios cuentos de historias que me han contado, por eso me gusta escuchar a la gente. Aunque muchos escritores dicen que las historias que cuentan la gente no son interesantes, pero para mí, sí. Por ahí he capturado varias historias, que me han servido para cuentos. Claro que después de escucharlas, las cambio por completo, porque uno toma lo que le sirve nada más. En toda historia o anécdota hay un centro o un punto de quiebre, todo lo demás es accesorio. Si ese centro lo mantienes para cubrirlo de palabras, de estructuras narrativas y de otras cosas, el resto no importa”.
Transformación de escritor
“Sí, hay un cambio respecto a mis anteriores libros. En especial, en el tratamiento literario: me he despegado de la realidad social. A diferencia de mis primeros libros de cuentos, donde, todavía podía ver, en mi cabeza, a los personajes paseando por Trujillo, por la plaza de armas, por Huanchaco, por mi colegio; es decir, los enclavaba dentro de un territorio geográfico particular y con nombre propio; esta vez, no. Esta vez, han sido personajes que han estado encerrados en una casa y todas las historias han sucedido allí. Creo que, por ello, estas historias pueden suceder en cualquier lado. Ha sido otra forma de acercarme a la creación de historias, que me da expansión, porque me aleja del horizonte de la ciudad para volar un poco más allá”.
Escritura misma
“En Todas las familias tristes, también, evidenció mi interés por la literatura misma a través de historias. Es decir, cómo la literatura se vive dentro de la realidad. Por ejemplo, hay una historia de un escritor ruso, una historia de una inteligencia artificial que reemplaza a los escritores, la historia de un chiquillo, que, en un colegio católico, gana un concurso; pero después es censurado por un cura porque el héroe de su cuento es Satanás y no, el ángel Gabriel. Como se ve, son temas que tienen que ver con la escritura misma”.
David Salvatierra y sus intereses
La literatura en La Libertad
“Hay que poner un poco los pies sobre la tierra. Si hay un movimiento de narradores (en la actualidad en La Libertad) es porque hay un movimiento editorial que los apoya. Un escritor sin respaldo se queda en el aire. Yo he tenido la suerte de entablar amistad con Mauricio (Málaga) que me ha apoyado en todos mis proyectos narrativos. Ahora veo chicos que, con otras editoriales, reciben apoyo. Esto es algo que, cuando estaba en la universidad, no existía. En el 2002, era impensable que una editorial se fije en ti. Entonces, esto es parte del desarrollo de la actividad cultural que tiene que seguir apoyándose”.
Feria del libro
“La acogida es impresionante. La gente está visitándola, está comprando. La acogida ha sido inmediata. Un día antes que se inaugure, cuando los estands se estaban instalando, la gente ya estaba comprando. Los auditorios están llenos siempre. Todo está muy bien”.
Todas las familias tristes se vende en el estad de Trotamundos en la Feria Internacional del Libro de La Libertad. Precio: 30 soles. Su producción literaria empezó con Lo que sé de mi madre (2014), El sentimiento de la fuga (2016, novela) y Nueve cuentos envenenados (2020). En el 2018, su cuento Ohio, 1912 fue finalista de la XX Bienal de Cuento Premio Copé.