El arzobispo José Antonio Eguren Anselmi ha sido una figura controvertida en la Iglesia Católica en Perú. Una vida pública llena de sombras que, a finales de septiembre del 2024, recibió un fuerte mazazo: la expulsión del Sodalicio de Vida Cristiana por el Papa Francisco.
Eguren nació en 1956 en Lima. Estudió en el Pontificio Seminario Mayor de San Jerónimo y se ordenó como sacerdote en 1984.
Su formación se consolidó en el ámbito eclesiástico, donde se destacó como un miembro activo del Sodalicio de Vida Cristiana, una organización religiosa fundada en 1971 por Luis Fernando Figari.
A lo largo de su carrera, ocupó diversos cargos en el Sodalicio, lo que le permitió adquirir experiencia pastoral en varias ciudades del Perú, como Lima y Piura.
En 2006, fue nombrado obispo de Piura y luego arzobispo, cargo que ocupó hasta su renuncia, en abril de 2023.
Su formación se consolidó en el ámbito eclesiástico, donde se destacó como un miembro activo del Sodalicio de Vida Cristiana, una organización religiosa fundada en 1971 por Luis Fernando Figari.
Un arzobispo dirige una arquidiócesis —jurisdicción eclesiástica—, que en el caso de Piura, incluye Tumbes, Chiclayo, Chachapoyas y Chota. Según datos del Anuario Pontificio, a finales de, 2021, en este territorio vivían más de 1 650 000 fieles bautizados.
La elección de un arzobispo es decidida por el papa, quien toma en cuenta recomendaciones de obispos locales y representantes vaticanos.
Los arzobispos establecen una relación cercana con los fieles, lidera ceremonias religiosas, ofrecen orientación pastoral y son la principal figura eclesiástica en su comunidad.
El mal samaritano
A pesar de su carrera eclesiástica, Eguren ha estado rodeado de escándalos. Muchos de ellos, vinculados a una organización de tintes siniestros, la cual se formó en el seno de la iglesia: Sodalicio de Vida Cristiana.
En 2017, comenzaron a surgir denuncias sobre la mala gestión y el encubrimiento de abusos contra jóvenes dentro de este grupo, lo que generó un escándalo mediático que sacudió a la Iglesia Católica en Perú.
Desde entonces, las acusaciones de años anteriores se visibilizaron y se consolidaron en una serie de informes y testimonios que revelaron un patrón sistemático de abuso físico, sicológico y sexual.
Un informe clave fue elaborado por la distinguida detective Kathleen McChesney en 2017, el cual documentó múltiples casos de violencia perpetrados por miembros del Sodalicio.
Según este expediente, hasta 2016 no existía un proceso formal para acoger las denuncias de abuso, lo que permitió que muchas víctimas no recibieran el apoyo adecuado. El documento reveló que Figari había abusado sexualmente de, al menos, un menor.
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En 2023, el papa Francisco envió a dos representantes, el arzobispo de Malta Charles Scicluna y el sacerdote español Jordi Bertomeu, para investigar las acusaciones contra José Antonio Eguren y otros miembros del Sodalicio.
Esta misión se ejecutó tras la exigencia de las víctimas, quienes buscaban justicia desde la década de 2000.
La decisión de enviar a los investigadores por parte del Vaticano fue un paso significativo: por primera vez se realizaba una pesquisa exhaustiva sobre los abusos en esta organización.
Durante su visita a Perú, Scicluna y Bertomeu tomaron testimonios de las víctimas y analizaron las denuncias que habían surgido durante años.
El informe resultante reveló que los abusos no solo estaban limitados a Figari, sino que también involucraban a otros miembros de alto rango del Sodalicio, quienes habían encubierto estos actos.
Además, un reportaje del periodista Daniel Yovera expuso que Eguren estuvo implicado en actividades delictivas relacionadas con el tráfico de tierras.
Según testimonios, la autoridad religiosa se reunió con delincuentes para ofrecerles dinero a cambio de que invadieran terrenos en la región costera de Piura.
Expulsión adánica: Eguren y 9 más
La semana pasada —25 de septiembre de 2024—, el papa Francisco tomó la decisión de expulsar a Eguren junto con otros nueve miembros del Sodalicio debido a “causas incompatibles e inaceptables” para un miembro de la Iglesia.
Entre ellos se encuentra: el prorrector de la Universidad San Pablo y representante legal, Miguel Salazar Steiger; el ex Superior General, Eduardo Regal; y los sacerdotes Daniel Cardó y Rafael Ismodes.
Eguren estuvo implicado en actividades delictivas relacionadas con el tráfico de tierras. Según testimonios, la autoridad religiosa se reunió con delincuentes para ofrecerles dinero a cambio de que invadieran terrenos en la región costera de Piura.
Ademas, los laicos consagrados Humberto del Castillo, Oscar Tokomura, Ricardo Treneman, Erwin Scheuch y el periodista, exfundador de Agencia Católica de Información (ACI Prensa), Alejandro Bermúdez.
Esta decisión fue resultado de las investigaciones realizadas por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, que encontraron pruebas contundentes sobre la violencia denunciada por las víctimas.
La Nunciatura Apostólica del Perú emitió un comunicado donde se detallaron los tipos de abusos documentados. Estos incluían:
- Abuso físico, incluso con sadismo y violencia.
- Abuso de conciencia, utilizando métodos sectarios para quebrar la voluntad de los subordinados.
- Abuso espiritual, que implicaba la instrumentalización de información obtenida en contextos no sacramentales. Es decir, abusaban de la confianza de las víctimas adolescentes para luego manipularlas y formar una red de abuso.
- Abuso del cargo y autoridad, incluyendo acoso laboral y hackeo de comunicaciones.
- Encubrimiento de delitos cometidos dentro del Sodalicio.
- Hackeo de las comunicaciones para manipular solicitudes delictivas.
- Acoso laboral.
- Abuso en la administración de bienes eclesiásticos.
Así mismo, el Papa expresó su tristeza por lo ocurrido y pidió perdón a las víctimas. También, instó al Sodalicio a iniciar un “camino de justicia y reparación”.
Sin embargo, la reacción no fue unánime. La arquidiócesis de Denver, donde residen algunos de los expulsados, emitió una declaración, en la cual expresaba su conmoción por la noticia. Por ello, defendió la integridad de algunos miembros mencionados.
El exsodálite José Enrique Escardó afirmó: “Esto sigue siendo encubrimiento y victimización secundaria; no es justicia”.
Sin noticias de Dios
El periodista Pedro Salinas, conocido por sus investigaciones sobre abusos dentro de la Iglesia Católica, ha declarado que la expulsión de Eguren es un paso positivo, pero insuficiente.
En una entrevista para el programa periodístico El Bunker y en su canal de YouTube abordó aspectos importantes del caso. Aquí algunos de ellos:
- En 2019, José Antonio Eguren le declara la guerra, a través de sendas querellas, a él y a la periodista Paola Ugaz. Esta conducta causa que el Vaticano centré su atención en los casos peruanos. Eguren ganó, en primera instancia, la denuncia de difamación. Salinas había declarado que la autoridad religiosa era “copartícipe de la creación de una cultura de abuso de poder”. Años después, el comunicado papal evidenció que era cierto.
- El hackeo de las comunicaciones está documentado en su libro Sin noticias de Dios. Los fiscales nunca tomaron en cuenta dicha evidencia.
- El expulsado Alejandro Bermúdez Rosell, exdirector de ACI Prensa (agencia de noticias católica) ha manifestado que el actual pontificado pasa por un momento de descomposición. Desde su pódcast, aseguró que seguirá siendo sodálite y espera su reposición. Según Salinas, Bermúdez es una persona con ataques de ira y agresividad.
- Con años en la investigación sobre los delitos del Sodalicio, Salinas asegura que no tiene tiempo para pensar en mortales represalias.
Pedro Salinas, también, contó sus impresiones de la expulsión que ordenó el Papa, en el programa La Encerrona.
Escribe: Johan Fiestas Chunga