La noche del miércoles 8 de octubre en el Círculo Militar de Chorrillos, la cumbia se apagó de golpe. Bastaron unos pocos segundos para que la fiesta se transformara en pánico y las luces del escenario quedaran marcadas por disparos y sangre. Agua Marina, la emblemática agrupación piurana, celebraba ante cientos de fanáticos su recorrido musical cuando la violencia, de la peor manera, irrumpió sin aviso con el estruendo seco de las balas.
Los testigos hablaron aún con la voz entrecortada. «Vi cómo uno de los músicos se agachó intentando protegerse, la gente gritaba y corría, algunos se tiraron al piso, otros saltaron las vallas», cuentan quienes grabaron los primeros videos —difundidos luego en redes— con el pulso tembloroso de quien sabe que la muerte estuvo cerca.
El terror se apoderó del recinto. Las imágenes que circularon minutos después confirmaron el desbande. Los músicos miraban desconcertados hacia el fondo del escenario; algunos buscaron refugio tras los parlantes, otros intentaron proteger a sus compañeros heridos.
La escena fue caótica, la incertidumbre total: lo que debía ser una noche de celebración terminó manchada por la brutalidad incomprensible. La música, por un instante, se enmudeció bajo la ráfaga de balas.

Atentado contra Agua Marina: sicarios dispararon detrás del escenario
Según la Policía Nacional, todo comenzó cuando dos sujetos en una moto lineal se desplazaron hasta la parte posterior del estrado, una zona sin resguardo, y desde ahí dispararon al menos veintitrés veces contra los integrantes de la orquesta.

El terror se esparció en cuestión de segundos; los asistentes, mujeres, jóvenes y familias enteras, intentaron protegerse como pudieron, algunos lanzándose al suelo, otros buscando cobijo detrás de las estructuras metálicas del escenario.
Atentado contra Agua Marina: este es el estado de salud de los heridos
El general Felipe Monroy, jefe de la Región Policial Lima, confirmó que «cuatro personas resultaron heridas por impactos de arma de fuego, entre ellos tres músicos y un sonidista».


Entre las víctimas, la situación más crítica es la de Luis Quiroga Querevalú, quien recibió tres balazos, uno de ellos en el tórax y permanece en estado grave. Su hermano Manuel Quiroga, también músico, fue alcanzado en la pierna. El baterista César Augusto More Nizama y el animador Wilson Javier Ruiz Julca, ambos trasladados de urgencia al hospital Guillermo Almenara, luchan por recuperarse. Estos dos últimos se encuentran en el área de traumashock tras recibir impactos de bala en el toráx.

ACTUALIZACIÓN: estado de los heridos
Tras varias horas del atentado, el médico Ricardo Villarán indicó que los heridos se encuentran estables y fuera de peligro. Indicó que permanecen en la Unidad de Cuidados Especiales del hospital Guillermo Almenara y que, aunque están asustados y preocupados, no existe riesgo de fallecimiento.
“Los heridos César Augusto More Nizama (51 años) y Wilson Javier Ruiz Julca (41) llegaron al área de Emergencia poco después de las 11:30 de la noche presentando heridas por proyectil de arma de fuego en la espalda. Se les atendió primero y rápidamente en el área de Trauma Shock”, sostuvo el especialista.
El operativo policial no tardó en desplegarse. Los agentes acordonaron el área y reconocieron los casquillos desperdigados detrás del escenario: veintisiete en total.
El general Monroy precisó que el evento «no contaba con garantías ni autorización municipal para realizar como espectáculo público», una omisión grave que, a la luz de lo ocurrido, arroja duras críticas hacia los organizadores. «Hemos verificado que la Oficina Nacional del Gobierno Interior no otorgó la resolución de garantías y la municipalidad tampoco autorizó el evento”, enfatizó.
La policía activó el plan cerco en Lima, movilizando patrullas por las rutas de escape. Los primeros indicios —registrados en cámaras de seguridad que serán solicitadas formalmente— confirman que los atacantes huyeron inicialmente hacia el oeste y luego cambiaron de dirección, en una maniobra que sugiere conocimiento previo del terreno y logística criminal calculada.

El móvil detrás del ataque aún no ha sido esclarecido, aunque versiones iniciales apuntan a posibles extorsiones o amenazas, tramas cada vez más frecuentes dentro del entramado delictivo que acecha a espectáculos y artistas en Lima y el norte del país.
La tragedia recrudece el fantasma de la inseguridad en eventos masivos, un golpe para la escena musical y el derecho al goce popular que, una vez más, paga el precio de la violencia sin rostro.
En tanto, desde diferentes puntos del país, no han faltado las muestras de solidaridad para la familia de Agua Marina y los heridos. La agrupación, a través de sus redes, agradeció el apoyo e informó que sus integrantes están siendo atendidos y que esperan pronta recuperación.



