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Perú: entre la crisis política y el desencanto ciudadano

Solo a través de una reconstrucción del tejido político y social será posible superar la actual coyuntura y sentar las bases de un futuro democrático más sólido.

La política peruana atraviesa una de las etapas más críticas de su historia reciente, marcada por una profunda crisis institucional que se manifiesta en la constante inestabilidad de los gobiernos, la fragilidad de los partidos y la creciente desconfianza hacia el Congreso y el Ejecutivo.

La crisis política se agudiza

Esta crisis política no surge de manera aislada, sino como resultado de un proceso de deterioro acumulado en la representación democrática. Frente a ello, el desencanto ciudadano se manifiesta no solo en la apatía electoral, sino también en la percepción de que las instituciones ya no cumplen con el rol de garantizar derechos ni responder a las demandas colectivas.

El desencanto ciudadano en el Perú no solo se traduce en un voto de castigo hacia las élites políticas, sino también en un repliegue hacia la informalidad social y económica, que se convierte en una forma de resistencia y sobrevivencia frente al vacío de representación.

La ciudadanía, cansada de promesas incumplidas, percibe a la clase política como un actor desconectado de las demandas reales, lo que explica el constante surgimiento de un círculo vicioso de desconfianza y desencanto: un Congreso con más del 90 % de desaprobación, presidentes destituidos en cadena, y una ciudadanía que percibe las elecciones como un trámite antes que como un ejercicio de soberanía.

Desde una perspectiva sociológica, este fenómeno refleja la ruptura del pacto entre Estado y sociedad, donde los mecanismos de mediación política han perdido eficacia.

En este escenario, la crisis política se mantiene como un terreno fértil para la polarización y el debilitamiento institucional. Los sucesivos enfrentamientos entre poderes del Estado, la ausencia de reformas estructurales y el uso instrumental de la justicia refuerzan la percepción de un sistema político sin capacidad de autocrítica ni de regeneración. A ello se suma la falta de liderazgos sólidos que puedan articular un proyecto nacional inclusivo, lo que perpetúa la inestabilidad y agudiza la distancia entre gobernantes y gobernados.

El Perú se encuentra atrapado en una dinámica de crisis política y desencanto ciudadano que no solo amenaza la gobernabilidad, sino también la legitimidad del sistema democrático.

Para romper este círculo, resulta indispensable repensar el vínculo entre política y sociedad desde un enfoque más participativo e inclusivo, capaz de devolver la confianza en las instituciones y de abrir espacios de diálogo que reconozcan la diversidad social del país. Solo a través de una reconstrucción del tejido político y social será posible superar la actual coyuntura y sentar las bases de un futuro democrático más sólido.

Escrito por estudiantes de la Universidad Nacional de Cajamarca: Martha Alaya Izquierdo, Cynthia Alvarado Garay, Rubén López Malca, Azucena Pereyra Castillo.

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