Después de una noche de fiesta, pocas personas se imaginarían salir a correr una competencia oficial, pero eso fue exactamente lo que hizo Isaque, un hombre de Garrafão do Norte, en el norte de Brasil. Bajo los efectos del alcohol y con un atuendo poco convencional —sandalias y ropa casual de la noche anterior—, Isaque se infiltró en una carrera de 8 kilómetros celebrada en un gimnasio local y terminó cruzando la meta en primer lugar, llevándose una medalla.
Maratón 8k: lo que dijo el hombre tras ganar la medalla
La hazaña no solo sorprendió por las condiciones en que se presentó sino también por el mensaje que dejó el propio protagonista después de la carrera. Isaque declaró que esta experiencia le sirvió como punto de inflexión para replantear su vida y abandonar el consumo de alcohol. «Corrí esa carrera para curarme la cruda. Cambié mi vida y quiero seguir mejorando. Recibo muchos consejos y no pienso rendirme”, confesó en una entrevista posterior.
Lo que comenzó como una broma se transformó en un compromiso real: vecinos del área confirmaron haberlo visto entrenar en los días siguientes, esta vez sobrio y vestido con ropa deportiva adecuada, evidenciando su determinación por abandonar viejos hábitos.
La reacción en redes sociales fue mixta. Mientras unos celebraron el logro y mostraron admiración por su capacidad física y voluntad de cambio, otros criticaron que aceptara participar en estado de ebriedad, argumentando que debió ser descalificado por razones de seguridad y equidad.
Sin embargo, el impulso de Isaque para transformar su vida recibió ovaciones, y su historia se viralizó como un ejemplo de cómo un acto inesperado puede marcar un antes y un después. Más allá de la polémica, la medalla que ganó es también un símbolo del comienzo de una nueva etapa en su vida.
