El partido entre Mannucci y Universitario empezó con un perro y un penal. La televisión se ocupó del canino. Es una imagen pueblerina. El escenario del torneo élite del fútbol profesional vulnerado por un animal que parece tomar una siesta.
Según la cosmovisión China, el 2024 es el año del dragón y para quienes han nacido bajo el signo del perro deberán trabajar mucho en sí mismo a fin de afrontarlo. El can, en el estadio Mansiche, representaba a Carlos A. Mannucci, quien fue masacrado (4-0) por Universitario de Deportes.
En el año del dragón, es urgente una buena disposición del perro, la cual le permita aceptar las nuevas circunstancias que aparezcan en el camino —una goleada— , así como la capacidad de adaptarse con rapidez.
La primera jugada significativa del partido fue el penal contra el Edison Flores que luego cambió por gol el argentino Diego Dorregaray.
Después, Mannucci quiso, pero terminó jugando para que no le anoten más goles. Una 4-0 es vergonzoso, empero pudo ser peor.
Universitario: se llama jerarquía
Los cremas jugaron como el campeón que son. Jerarquía unánime, anotando cuando la pasaban mal, controlando el partido con sus figuras, produciendo la idea de invulnerables y la chapa de candidatos en el año de su centenario.
Mannucci, en cambio, dejó la imagen de que aún no es un equipo, sino un grupo de futbolistas. Lo intentó, sí. Sin embargo, en todos los arrebatos se desbarató. La U nunca sintió amenazado ni el partido ni el resultado.
Las ilusiones del equipo trujillano son estratosféricas, pero la realidad es dura y pura.
El filósofo Arthur Schopenhauer escribió El mundo como voluntad y representación, un libro en el cual divide a la realidad en la fuerza ciega de la naturaleza (la voluntad) y nuestra construcción mental del contexto (representación).
Los cremas jugaron como el campeón que son. Jerarquía unánime, anotando cuando la pasaban mal, controlando el partido con sus figuras, produciendo la idea de invulnerables y la chapa de candidatos en el año de su centenario.
La representación de Mannucci es superoptimista, hoy, domingo, acaba de recibir una baño de voluntad o, como dirían los criollos, un baldazo de agua fría, una dosis de ‘ubicaína’.
Un día como hoy, pero en 1225, nació Tomás de Aquino, filósofo y teólogo católico que dejó una huella en la cultura cristiana. “La paciencia es la fortaleza del débil”, dijo el santo, y estas palabras son tan oportunas para el presente de Mannucci. Esto recién empieza.
“En la U todos se conocen. Nosotros nos estamos conociendo como equipo. Esta es la primera fecha y pedimos que nos tengan fe”, declaró al final del encuentro el delantero de Mannucci, José Ricardo Cortés, el mejor jugador de los carlistas.
Catarata de goles
Luego de Dorregaray, Edison Flores marcó un soberbio tanto de sombrerito (nadie se olvidará de ese gol). El tercero fue obra de Andy Polo y el último de Horacio Calcaterra, de pecho. Después, el arquero carlista, Manuel Heredia, se convirtió en figura.
Tremendo triunfo de los cremas. Enorme resultado que es la consecuencia de lo que sembró el año pasado. La U juega con el pasado. “La felicidad no es algo hecho. Viene de tus propias acciones”, señaló Dalai Lama.
Fabián Bustos, el técnico de la U, sabe lo que encontró y lo que ha hecho —o intenta hacer— es potenciarlo. La historia que quiere escribir con el equipo de Odriozola, no empieza con él, sino con los hechos por sus antecesores. El último, nada más y nada menos, que el actual entrenador de la selección peruana.
En cambio, en Mannucci todo parece nuevo. Y construir cuesta.