El estrés hídrico se caracteriza porque la demanda de agua es más alta que la cantidad disponible durante un periodo determinado o cuando su uso se ve restringido por su baja calidad, explica la especialista Laura Zarza.
Según la publicacion británica The Economist, y Dupont, en base a resultados del City Water Index, el estrés hídrico, en 2024, es marcado y creciente (a comparación con años anteriores) en varios paises de África, Asia y Europa, y, por primera vez, en algunos de América Latina.
Perú ingresó al grupo de los paises con riesgo extremadamente alto de padecer escasez de agua: Trujillo ocupa el cuarto lugar después de Santiago de Chile (Chile), Ciudad de México (México) y Los Ángeles (Estados Unidos).
Trujillo: retos y urgencias
Para The Economist el estrés hídrico no supone una crisis inmediata; sin embargo, en Trujillo se plantean retos para los tres niveles de gobierno en la atención oportuna de los problemas vinculados:
El difícil acceso al servicio de agua potable en las zonas con altos niveles de pobreza, la dependencia a una sola fuente de agua (que representa un abastecimiento de entre el 40% a 60%), tecnologías obsoletas para garantizar la calidad en el tratamiento y distribución del recurso (desde la fuente hasta las viviendas).
La pandemia por la Covid-19 nos acercó a un panorama futurista: cientos de familias de los distritos La Esperanza, Florencia de Mora y El Porvenir, sufrieron el desabastecimiento de agua y se vieron obligadas hacer largas colas en los reservorios.
Panorama mundial nada bueno
El cambio climático, según Zarza, juega un papel importante. “Así, se prevé que, en el año 2025, 1.900 millones de personas vivirán en países o regiones que enfrentan una escasez absoluta de agua, y dos tercios de la población mundial podrían estar en una situación de estrés hídrico”.