El Trujillo 2024 es el anciano que cruza el cemento fresco de la avenida América. Es un hombre que impone su individualismo sobre el propósito colectivo; un egoísta. “Estamos en una época donde se fomenta una de las peores conductas del ser humano: el egoísmo”, describe el mexicano Juan Villoro.
Sin embargo, la imagen de ese anciano es también una respuesta. Es una contestación torpe contra la municipalidad —el Estado— que no respeta derechos cuando busca mejorar la ciudad.
Pocas veces se ha vivido en Trujillo, que las obras públicas ejecutadas en simultáneo, hayan provocado tanto malestar y afectación a la calidad de vida de los vecinos.
La imagen de ese anciano es, además, la evidencia de un fracaso. “Las ciudades son el gran invento de las civilizaciones: formas de conseguir que unos miles de personas vivan juntas, se ayuden, interactúen, consigan en esa comunión mucho más que lo que cada una podría conseguir por separado”, escribió, en Ñamérica, Martín Caparrós.
Trujillo del 2024 es cada vez menos ciudad para convivir, sino para luchar.
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El Trujillo 2024 es un alcalde sentenciado, un alcalde esquizofrénico, un alcalde operado de la cadera, un alcalde que vacaciona sin permiso, un alcalde difamador, un alcalde que viste de blanco, un alcalde violento, un alcalde que llegó al poder por 187 454 votos (35 % de la población electoral) y que gobierna por redes sociales.
El Trujillo 2024 es “el peor alcalde del país”, el alcalde que corrió al Concurso Mundial de Marinera y elige como gerente de educación a un tal Makanaki, un raro sujeto sentenciado y confeso participante de una supuesta violación en un colegio.
El Trujillo 2024 es el alcalde que arrastra una fijación por las esculturas de todo calibre, el alcalde que clausura los centros comerciales más grandes de la ciudad; pero organiza, dirige, canta y baila en fiestas ilegales y de poca monta.
El Trujillo 2024 es un alcalde que cojea y grita “delincuentes” a sus enemigos —pero su familia es investigada por delitos serios—, el alcalde que insulta a los vecinos, desaloja a deportistas y se burla de todo aquel que no piensa igual a él.
El alcalde del Trujillo 2024 embona a la perfección en una descripción de Ricardo Palma: “Tres muchos y tres pocos hunden a un hombre: mucho hablar y poco saber, mucho presumir y poco valer, mucho gastar y poco tener”.
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El Trujillo 2024 es un grupo de sujetos con el rostro pintado que chavetean todo aquello en lo que se sostiene la democracia: la libertad. Si no piensas igual a ellos, entonces te agreden.
No son una tropa aislada, es la versión local de todos esos movimientos intolerantes y extremistas que pululan por el mundo, para quienes la única manera de imponer sus ideas es con la violencia.
Es común que esta banda actúe en torno alcalde Arturo Fernández Bazán. Él la fomenta con su discurso de odio y con el poder que tiene desde el municipio. Adversario que se le cruza, adversario que reciben la ira de estos fulanos. A los periodistas los violentan todos los días.
“El mundo necesita de malvados, así mantenemos a raya a los otros malvados”, dice Rust, uno de los protagonistas de True Detective, en el tercer episodio de la primera temporada de la serie de HBO.
Yaël Gabison explica que andar con malvados ofrece tres beneficios, dos de ellos son los siguientes: efecto equipo (“dime con qué malvado te juntas y te diré que tipo de malvado eres”) y te ayudarán a resolver problemas con artillería pesada (“tener aliados capaces de todo te será de gran ayuda”).
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El Trujillo del 2024 es una ciudad que cierra sus calles con rumos de tierra y no con elementos gráficos de seguridad para advertirle a sus vecinos que más adelante se ejecuta una obra.
El Trujillo del 2024 es una ciudad donde asesinan a una persona por día y el jefe policial que pide un mes para realizar un diagnóstico sobre la seguridad ciudadana y el gobernador regional, César Acuña Peralta, insiste con una fórmula que no ha funcionado nunca: el Ejército a la calle.
El Trujillo del 2024 es una ciudad que cierra sus calles con rumos de tierra y no con elementos gráficos de seguridad para advertirle a sus vecinos que más adelante se ejecuta una obra.
El Trujillo del 2024 es el cierre de los dos centros comerciales más grandes de la ciudad. El símbolo del capitalismo derrotado por un Estado abusivo. Es una paradoja. No parece una escena de nuestros tiempos, sino de aquellas épocas cuando el poder económico sucumbe por una autoridad elegida por el pueblo.
El Trujillo del 2024 es un tiburón, un cóndor, un chancho (al palo) un hombre bañándose y ambulantes orinando en la plaza mayor, otrora la más hermosa del Perú.
El Trujillo del 2024 es el rostro del anciano atrapado en el cemento de la avenida América. Es un hombre triste y arrepentido en una ciudad hecha para luchar. No pude avanzar ni retroceder, como Trujillo.