David Diaz Gonzales es el autor del poderoso proyecto fotográfico Shipibo-konibo: Retratos de mi Sangre el cual ha sido nominado al Premio Luces 2022 en la categoría Mejor Exposición de Fotografía o Video.
El certamen es organizado, cada año, por el diario El Comercio. Buenapepa conversó con el artista Shipibo-konibo para conocer un poco más de su obra.
–¿Puedes hablarme un poco más de este proyecto fotográfico?
-Esta nominación a los premios Luces es por la exposición de mi proyecto fotográfico Shipibo-Konibo: Retratos de mi Sangre dentro de la categoría Artes Visuales que se exhibió primero en la galería Xapiri Ground del Cusco y, luego, en el Centro Cultural Inca Garcilaso de Lima.
Mi proyecto, que consta de fotografías de retrato, en blanco y negro, muestran a algunos sabios y líderes del pueblo shipibo y algunas situaciones de la vida cotidiana de comunidades y asentamientos humanos en la ciudad de Pucallpa. De esta manera se muestra una lucha constante por mantener presente nuestra identidad cultural.
“Mi proyecto, que consta de fotografías de retrato, en blanco y negro, muestran a algunos sabios y líderes del pueblo shipibo y algunas situaciones de la vida cotidiana de algunas comunidades y asentamientos humanos en la ciudad de Pucallpa”.
¿Qué significa para ti el Premio Luces?
Al margen del premio, lo que siento que es muy importante, es la visibilización del pueblo shipibo. La relevancia que se nos da a través de este tipo de reconocimientos, ayudará a conocernos más y por ende a saber lo significativo que es seguir manteniendo viva la cultura y saber cuidarla, y no solo del pueblo shipibo; sino de todos los pueblos indígenas en general.
Es por ello que siento que con esta nominación también se develan las dificultades que se atraviesan en las comunidades en la Amazonía, como la deforestación por el narcotráfico y la tala ilegal en Ucayali, la contaminación en los ríos, como es el caso que atraviesan los hermanos Awajun en Amazonas. La contaminación por la minería ilegal en Madre de Dios. Los asesinatos de líderes indígenas y defensores ambientales y derechos humanos en estos últimos años.
Entonces, todo ello es un conjunto de factores que ponen en riesgo la permanencia de nuestros pueblos.
¿Cómo llegaste a ser fotógrafo?
A los 23 años tuve un momento de introspección en mi vida, es decir, analizar ciertos puntos, como el hecho de ver quien era yo, hacía dónde quería ir, qué quería hacer, cómo se encontraba el pueblo shipibo en el contexto actual de aquel entonces y hacia donde avanzaría. Respondiéndome esas preguntas luego de analizar mi situación, puse como objetivo visibilizar mi cultura shipibo hacía el resto del mundo.
Por otra parte, tenía mi pasión y amor por el arte, la pintura, el cine, la música y la fotografía. Creo que finalmente fueron esos factores los que me ayudaron a tomar la decisión de hacia dónde seguiría el rumbo de mi vida, es decir, ser fotógrafo. Creo que es la mejor forma de poder expresar de manera más personal lo que quiero transmitir.
¿Cuánto tiempo llevas en la fotografía?
Ya llevo nueve años desde la primera vez que me compré mi primera cámara.
¿Qué es la fotografía para ti?
Creo que es un lenguaje en el que mejor puedo comunicar mis ideas y de hecho la que más satisfacciones me ha dado.