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El drama de las víctimas de los secuestros planificados (II)

Los secuestros planificados y al paso han aumentado en el país. Tome en cuenta estas recomendaciones y evite convertirse en un blanco de la delincuencia organizada.

Escribe: César Ortiz Anderson, presidente de APROSEC

Los secuestros planificados hoy también se perpetran con otro modus operandi por parte de grupos delictivos venezolanos. El último caso fue el secuestro, en Lima, del odontólogo Christian Gerardo Quispe, fundador del consultorio CQDents.

Él fue secuestrado al salir de su vivienda hace 8 días, fue hallado muerto con tres impactos de bala en un descampado de Lurín. El último martes 18, dos hombres y una mujer interceptaron a Christian cuando manejaba su camioneta; luego apareció en el distrito de Zárate. Un día después, su familia recibió llamadas desde un número del extranjero y les solicitaban el pago de 100 000 soles.

Este año ya son cinco los secuestros planificados; estos no solo afectan a la víctima, también atentan contra la integridad psicológica y económica de la familia. En el año 1986 fui parte del grupo de negociación de uno de los secuestros más sonados. Fue el recordado caso del ingeniero civil y broadcaster Julio Vera Gutiérrez, quien estuvo secuestrado ocho meses y medio y la familia pagó una suma muy importante de dinero.

Esta modalidad sin duda agrava aún más la inseguridad que vivimos, los casos de secuestros exprés son mucho más comunes, asaltan a una persona y lo pasean hasta vaciar las cuentas de sus tarjetas.

Menores de edad participan en secuestros al paso.

En Aprosec lo veníamos advirtiendo, nuevamente la modalidad de los secuestros planificados se está dando en varias ciudades del país, en uno, incluso, mataron al secuestrado por no realizar la familia el pago. Lo importante hoy es estar muy atento, ser cautos y prudentes en nuestros movimientos y con personas que recién conocemos; es importante proteger información sensible por redes sociales e internet.

A la ya preocupante inseguridad ciudadana que vivimos, hoy se suma otra peligrosa modalidad delictiva: los secuestros planificados. Esta modalidad delictiva tiene la característica de trabajar en compartimentaje, se refiere al grupo que secuestra a la víctima, los que se encargan de cuidar al secuestrado y los negociadores; generalmente no se conocen entre ellos, pero cumplen cada uno su rol.

Este fenómeno delictivo no es exclusivo de las clases pudientes. Hoy el perfil de las víctimas es de hombres y mujeres de mediana edad, por lo general tripulan autos modernos y no llevan un perfil bajo, además de ser rutinarios, tienen conversaciones de temas sensibles relacionados con dinero, negocios o viajes en lugares públicos.

Las organizaciones criminales han perfeccionado esta modalidad delictiva, sobre todo la colombiana y mexicana que, junto al MRTA, perpetraron numerosos secuestros planificados entre los años 1980 y 2000. Eran secuestros muy bien planificados como el caso del ingeniero Julio Vera Gutiérrez, constructor y dueño del canal 9; fue secuestrado en 1986 y estuvo cautivo por más de ocho meses pagando la familia una suma muy importante por su liberación.

Así lo planifican

Usualmente un secuestro tradicional es bien planificado: hay una estrategia de los delincuentes, labor de inteligencia, organización, logística, trabajan generalmente en compartimentaje; los que secuestran no conocen a los que cuidan al secuestrado, ni estos a los negociadores. Hoy los secuestros planificados han sufrido un cambio en su modus operandi, no son de largo cautiverio; además la División de Secuestros (Divise) tiene una buena experiencia y cuenta con más y mejor logística que los años 80.

Secuestros al paso o exprés

El secuestro al paso o exprés tiene otras características que lo diferencian del secuestro planificado, donde dos o más individuos se ponen de acuerdo para salir a la calle a buscar a su víctima. Simplemente se dicen: “Bueno, nosotros hoy vamos a salir a secuestrar a alguien para conseguir dinero de sus tarjetas de crédito o débito”; estos delincuentes buscan dos factores de sus posibles víctimas, al que está descuidado o al que comete errores en su seguridad preventiva.

Luego, estudian adónde van a ir. Buscan a sus víctimas en las gasolineras, estacionamientos de centros comerciales o personas saliendo de un local, oficina o residencia. En un análisis hecho por Aprosec, tenemos que las víctimas preferidas son mujeres. El 90 % es una mujer sola en un carro, 70 % dos mujeres solas, 50 % un hombre y una mujer y menos del 50 % dos hombres en un carro.

¿Cómo prevenir el secuestro al paso?

Diversos análisis y estudios revelan que lo primero que tienen que comprender las personas, es que el Estado no está en condiciones, ni a corto ni mediano plazo, de dar una respuesta a la inseguridad y es un error automedicarse seguridad, hoy la seguridad es una inversión y no un gasto.

En un análisis hecho por Aprosec, tenemos que las víctimas preferidas son mujeres. El 90 % es una mujer sola en un carro, 70 % dos mujeres solas, 50 % un hombre y una mujer y menos del 50 % dos hombres en un carro.

No queda más remedio que ser proactivo, empezar por protegerse uno mismo con una actitud preventiva; para eso debemos conocer cuáles son nuestros riesgos y vulnerabilidades. Estar atento cuando salimos a la calle, especialmente cuando abordamos nuestro vehículo, vamos a estacionar o llegar a la casa. Estar pendiente si alguien nos sigue; no dar directa o indirectamente información de bienes, poder adquisitivo, hacerle mucho caso a nuestra intuición e instintos.

¿Qué hacer en caso de caer en manos de los delincuentes?

Sea inteligente y tenga paciencia. Es muy importante el trato con ellos. No se puede ser complaciente, pero tampoco absolutamente negativo. Se va a plantear una negociación y en estas cosas, hay una palabra que no se puede utilizar, y que le enseñamos a los negociadores: nunca se debe decir “no” tajante a las peticiones de los delincuentes; hay que tener respuestas claras, por ejemplo, decirles: “Miren, ustedes quieren dinero, perfecto, pero vamos a organizarnos”. Hay que tratar de manejar la situación, yo quiero colaborar, pero jamás hablemos más de la cuenta o digamos algo que no han preguntado.

Nunca mienta a este tipo de delincuentes cuando usted es la víctima. Las estadísticas demuestran que si lo descubren empeorará todo para usted.

En la calle, la víctima tiene más posibilidad de que la gente se dé cuenta de que está en problemas. Se nota más el nerviosismo del delincuente que sabe que tiene el tiempo contado. Pero si están en un lugar cerrado, el tiempo está a favor del delincuente.

Recomendaciones para manejar un secuestro al paso

-Si cayó en manos de delincuentes, ya es una víctima, es importante que trate de controlar sus emociones.

– No sea usted un factor que informa situaciones no conocidas para los delincuentes, no diga: “mi papá tiene dinero, mi marido resuelve esto, en la casa tengo dólares…”.

– No diga espontáneamente en dónde vive. Recuerde que el punto de inseguridad en donde estamos parados es irreversible, o nos adaptamos o sencillamente perdemos.

– Minimice su nivel y situación social. No mencione que conoce a personas o sectores influyentes. Usted es un simple civil que está dispuesto a entregar lo que tiene, pero no lo que no tiene.

– Negocie con elementos ciertos, no con falsedades o promesas. Si, por ejemplo, tiene dinero en la casa no lo informe.

– Recuerde que el tiempo está a favor suyo. Los delincuentes necesitan negociaciones rápidas y efectivas. Recordar que en la negociación se plantea un juego de poder. Las horas que dura un secuestro al paso son de tensión, miedo, nervios y angustia.

Después del secuestro al paso

Las víctimas quedan muy afectadas psicológicamente, ello se podría traducir en síntomas tales como angustia, irritabilidad, malhumor, insomnio. Este camino podría conducir a un síndrome depresivo, añadiéndose decaimiento, tristeza, falta de apetito, ideas obsesivas de tipo catastrófico y hasta paranoicas.

La solución implica dos aspectos:

Por todo lo anteriormente dicho se comprende que una cosa es la conducta específica in situ, es decir, en el instante en que se sucede, por ejemplo, un asalto, y otra las posibles respuestas psicológicas luego del evento. Son dos procesos en niveles distintos, aunque conectados, entre otras cosas, por la dificultad para aportar instrumentos prácticos que suavicen el trauma.

Sin embargo, refiriéndome al primer nivel e intentando obviar las diferencias individuales que producen tan diversas respuestas, resumiría esas especies de decálogos de protección para las víctimas de hechos de violencia, en un sólo precepto: durante una confrontación cara a cara y arma en mano, permitir que el asaltante viva su rol de superioridad infantil, es decir, no enfrentarlo ni provocarlo para que no se resienta su actitud de poder.

En la medida en que la víctima juegue el rol contrario: “sí, reconozco que estoy en tus manos”, es más probable que no se desborde la violencia.   

Finalmente, son tiempos muy violentos. La delincuencia continúa operando, está claro que el riesgo ciudadano de ser la próxima víctima del abanico de delitos que hoy ocurren en las principales ciudades del país se ha incrementado; por ello todos los ciudadanos debemos asumir una cultura de seguridad preventiva como norma de vida en todos los ámbitos, ser solidarios como vecinos y siempre hacer la denuncia de un hecho delictivo o si somos víctimas del delito.