-Problemas puedes tener de otra forma, pero esto es otra cosa, es muy fuerte.
Quien habla es Malaquías Chiguala Del Rosario, 42 años, el padre de la primera víctima mortal del dengue del 2023 en el departamento de La Libertad. Su hija era una niña de 8 años y perdió la vida, a todas luces, por una negligencia médica.
Desde entonces, el martes 25 de abril, Malaquías y su familia esperan justicia, pero siguen siendo víctimas de la indiferencia, insensibilidad y las torpezas del Estado.
Han transcurrido más de cuarenta días, y no han recibido ninguna noticia sobre las acciones realizadas por la Gerencia Regional de Salud a fin de identificar y castigar a los responsables del fallecimiento de la tercera de sus cuatro hijos.
Desde entonces, el martes 25 de abril, Malaquías y su familia esperan justicia, pero siguen siendo víctimas de la indiferencia, insensibilidad y las torpezas del Estado.
Para muestra un botón. Luego de insistir, el gerente regional de salud, Aníbal Morillo Arqueros, lo citó, en su oficina, hoy a las diez de la mañana, pero cuando llegó, su secretaria le comunicó que la autoridad había salido a atender asuntos urgentes. La reunión se la programaron para mañana, martes 6 de junio, a las dos de la tarde.
“Soy un hombre de paciencia, pero la paciencia tiene su límite”, dijo Chiguala a BuenaPepa, vía telefónica desde el hospital Regional, a donde llegó con el objetivo de ayudar a un familiar a fin de que reciba atención para calmar una dolencia.
“Si otra vez, no me atienden o me comunican que no se ha avanzado nada, entonces se están burlando de mi persona por ser humilde”, considera el padre de familia.
Adelanta que iniciará acciones legales por su cuenta y para ello deberá resolver, primero, la negativa que ha sufrido en el centro de salud de Wichanzao, del distrito La Esperanza.
“Yo he pedido una copia de la historia clínica de mi hija y me la han negado. He consultado con unas personas que conocen del tema y me han dicho que esto es ilegal, que ellos no pueden negarme ese documento, por eso voy a insistir”, dice.
Historia de una tragedia
La muerte de su hija es una evidencia del defectuoso sistema de salud del Perú. Contagiada de dengue, la llevó el domingo 23 de abril al centro de salud de Wichanzao. El personal la sometió a evaluaciones, le recetaron paracetamol —un medicamento genérico— y la enviaron a su domicilio.
Al día siguiente, la niña no mostraba ninguna mejoría, por el contrario, su estado empeoró, por lo que de nuevo la llevó al establecimiento de salud. Le suministraron medicamentos y, horas después, la retornaron a su vivienda.
El martes 25, Malaquías Chiguala volvió al centro de salud porque su hija estaba más deteriorada. Su cuerpo no resistió más y falleció. “El acta de defunción dice que murió en el hospital Regional, pero yo tengo videos que confirman que mi hijita falleció en Wichanzao”, asegura.
Promesas y dengue
El gobernador regional de La Libertad, César Acuña Peralta, llegó hasta el domicilio de la familia Chiguala, en el distrito La Esperanza, donde se velaba el cuerpo de la niña.
Delante de los deudos, la autoridad reconoció que la muerte de la menor era producto de un acto de negligencia.
“Si sabían que no estaban en condiciones de atenderla, ¿por qué no la trasladaron rápido al Hospital Regional de Trujillo? Sé lo que es perder un hijo, por eso me conmueve y como gobernador vamos a poner orden en este centro de salud. Todo el personal será evaluado y tiene que responder por el maltrato a la gente. La negligencia está comprobada”, afirmó la Acuña, según la Agencia Andina.
Luego agregó que el establecimiento de salud cuenta con 9 médicos, 15 enfermeras, 12 obstetras y personal auxiliar. “Suficiente para funcionar bien, lo que falta es orden, planificación y controlar que los galenos trabajen bien”, denunció la autoridad.
Justicia que tarda no es justicia
Ocho días después del fallecimiento de su hija, Malaquías Chiguala fue citado a la Casa de Gobierno, en la plaza mayor de Trujillo, para sostener una reunión con el gobernador Acuña, el gerente de salud, Aníbal Morillo, y el gerente general, Martín Namay Valderrama.
“Allí me ofrecieron, me prometieron que iban a investigar, que iban a esclarecer todo lo relacionado a la muerte de mi hija; pero ha pasado mucho tiempo y no tenemos ninguna noticia”, asegura.
Entonces, la última semana de mayo, les escribió mensajes a las autoridades —Acuña y Morillo—, en los cuales les pide información de su caso. “La respuesta que recibí fue la citación para la reunión de hoy con el gerente Morillo, que no se ha realizado”, afirma.
“Sé que nada me devolverá a mi hijita, pero esto no se puede quedar así”, considera.
Por eso, Malaquías Chiguala reconoce que a las personas siempre la van a aquejar problemas, pero la muerte de un hijo es “otra cosa”.