Es una playa que pretende ser balneario; por eso, de a pocos, se está urbanizando️. Empieza a dejar lo estrictamente natural, para dar paso a la mano del hombre. Es, también, la mano y el alma del hombre las que han convertido a esta zona —la playa Venecia, en Moche— en un lugar macabro: es el espacio perfecto para abandonar mascotas 🐕.
Si dejas de querer al perrito o al gatito que antes engreías, entonces buscas deshacerte de él. Matarlo es un camino y otra opción es botarlo como si fuera un objeto inservible. Para ello es necesario ubicar un lugar apropiado. Así, decenas de personas, cada semana, llegan a este paraje de Moche, el distrito del huaco erótico y del alcalde díscolo, para arrojar a sus animales. Alumbrado público limitados, escasos automóviles y unos cuantos peatones convierten a la zona en ideal para cometer cualquier fechoría. Incluso, el mar — a solo a unos pasos— y sus olas bravas ayudan a ocultar todo.
A menos de cinco kilómetros de Las Delicias y atravesando una trocha se llega a playa Venecia, llamada así en homenaje —o para molestar— a la bella ciudad de Italia. Un lugar donde la arena y la grama reemplazan al asfalto y al cemento, donde las personas han comprado lotes, pero son pocos quienes se animan a construir. Las contadas viviendas están a medio terminar y los límites de cada inmueble se acotan con simples palos y mallas. Tal vez sea este ambiente el que ha orillado a muchos individuos a cometer atrocidades contra seres cuyo único error fue el haber nacido sin estrella.
“Cuando yo recién comencé a vivir acá, nos íbamos a la playa y (las personas) dejaban cajitas donde se veían a los perritos que luego se escondían por ahí, por las rocas, y eran chiquitos, eran cachorros”, narra Janeth Herrera Padilla, quien ha podido empatizar con estos desprotegidos animales desde hace cuatro años, tiempo en el que vive en esta playa.
Su vecino, Yony Leyva Salinas considera que la cantidad de perros abandonados en playa Venecia es un problema grave y complejo. “Proliferan mucho por la escasa condición económica de la gente o, por un tema de cultura y educación, no los esterilizan”, sostiene.
Leyva, Herrera y otros moradores han actuado por puro altruismo para rescatar, curar y adoptar a varios de los animales desamparados por esos lares. Yony vive felizmente acompañado de 16 perros, de los cuales 14 ha rescatado a lo largo de los dos años desde que llegó al lugar, lujo que ha podido permitirse gracias al amplio terreno que posee y donde los animales cuentan con campo libre y abierto.
Así, decenas de personas, cada semana, llegan a este paraje de Moche, el distrito del huaco erótico y del alcalde díscolo, para arrojar a sus animales. Alumbrado público limitadOS, escasos automóviles y unos cuantos peatones convierten a la zona en ideal para cometer cualquier fechoría.
Otros vecinos que también lamentan el infortunio de estas mascotas no han podido costear su adopción; sin embargo, intentan hacer todo lo que esté a su alcance con tal de no verlos sufrir. “A los perritos que ya sabemos que han sido abandonados y que paran dando vueltas, yo les pongo su agüita, en tiempo de calor aún más; les pongo un baldecito afuera de mi casa. También les dejo comidita. Hay perritos que como a veces les doy, ya saben, vienen en la mañana y están mirando por mi ventana. Y ellos no tienen qué comer, están huesito, muy flaquitos. Uno quisiera dar más, pero a veces no se puede con tantos perritos”, confiesa Janeth.
Ladrido de muerte
Para desgracia de estos mocheros de cuatro patas, es sabido, tanto por vecinos como por veterinarios, que existen sujetos que juegan a ser Dios y terminan convirtiéndose en bestias al intentar resolver un problema tan complicado de la forma más salvaje y despiadada: envenenando a quien se supone es el mejor amigo del hombre.
Son demasiados los rumores que se han esparcido sobre estos actos. Cada morador maneja su propia teoría de quiénes son los s asesinos de los animalitos. Unos creen que los canes, en su desesperación por alimento, buscan en la basura y se topan con desechos mortales. Otros atribuyen la culpa a vecinos inescrupulosos que no encuentran una mejor forma de deshacerse de su presencia.
También, están quienes creen que la municipalidad está detrás de todo, debido a que las muertes no solo ocurren en este sector; sino que se presentan, cada cierto tiempo, fallecimientos masivos en todo Moche, acción que solo podría realizarse con un alto presupuesto y personal.
De lo que nadie duda es de que estas mascotas desprotegidas están muriendo en vano y nadie está haciendo algo. “El perro callejero es el invisible en nuestra sociedad”, reprocha Yony Leyva.
En el artículo 22 de la Ley N° 30407, Ley de Protección y Bienestar Animal, establece que el abandono de animales en la vía pública, constituye un acto de maltrato y una condición de riesgo para la salud pública. “Los gobiernos regionales y gobiernos locales quedan facultados para disponer los mecanismos necesarios a fin de controlar el abandono de animales e imponer las sanciones correspondientes”, dice la norma.
Yony Leyva, Janeth Herrera y otros vecinos creen fervientemente que se ignora por completo esta normativa, ya que es casi nulo el interés que las autoridades le brindan a este problema que cada vez arrastra a más víctimas indefensas, y las contadas veces que deciden prestarle atención, no planifican ni ejecutan propuestas que verdaderamente aporten para solucionar la situación.
Vacunas
La Municipalidad Distrital de Moche (MDM), en colaboración con el Ministerio de Salud (Minsa), realizó la campaña Van Can: Porque lo Quiero, lo Vacuno, el domingo 21 de agosto en la plaza de armas del mismo distrito y estuvo orientada a que los canes mayores a tres meses recibieran la dosis antirrábica.
La responsable del centro de vacunación, la bióloga Flor Guerrero, afirma que esta es una iniciativa del Minsa que se realiza cada año gratuitamente como una forma de prevenir la rabia pese a que se encuentra erradicada casi por completo. “De todas maneras, por prevención, se les coloca la vacuna a los perritos todos los años, sobre todo ahora que hay tanto perrito callejero”, declara Guerrero.
Yony Leyva cuestiona el desarrollo de estas campañas y la supuesta ayuda que ofrecen a los canes necesitados. “Esa campaña está orientada a que alguien lleve al perro, ellos no salen a buscar al perro callejero. Ese es el error en el enfoque”, refuta.
¿Y qué haces cuando el problema ha tocado fondo y la fe en otros ha desaparecido? Pues te levantas como puedas y en lugar de quedarte con los brazos cruzados esperando a que otros lo solucionen, tú mismo te conviertes en ese héroe por el que canes y mininos han esperado toda su vida.
El médico veterinario Daniel Yovera Adrianzén afirma que, lamentablemente, no se han desarrollado campañas masivas por parte de la municipalidad a favor de las mascotas de la calle. “Una colega y yo, esporádicamente, casi cada dos o tres meses observamos mascotas —perritas y gatitas— que están indefensas, deambulando por las calles, les encontramos a alguien que las pueda mantener después de la cirugía de esterilización”, sostiene.
“Esa campaña está orientada a que alguien lleve al perro, ellos no salen a buscar al perro callejero. Ese es el error en el enfoque”
No hace falta convertirse en veterinario o albergar a todos los animales callejeros que te encuentres, basta con ser compasivo y amable como han hecho Yony Leyva, Janeth Herrera y muchos vecinos de la playa Venecia que han abierto las puertas de sus hogares y de sus corazones a estos animalitos. El dejarles comida y agua, buscarles un albergue o, simplemente, tratarlos con el mismo respeto con el que tratarías a otro ser humano, aunque no parezca muy significativo, es más que suficiente para empezar a combatir esta horrible realidad.
Este contenido fue elaborado por Laly Leyva Pérez.