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Paolo Guerrero: el año que dejó el Bayern de Múnich y llegó a Trujillo para ‘bautizarse’

En junio del 2006, el delantero peruano Paolo Guerrero de 22 años dejó el Bayern de Múnich para firmar por el Hamburgo de Alemania. Una decisión transcendental en su vida futbolística, porque se alejaba del gigante de Europa que lo vino a buscar al Perú, para firmar por un club casi desconocido.

En ese mismo mes, llegó a Trujillo con el fin de actuar como padrino de una de sus sobrinas. El rito de ese sacramento sintonizaba a la perfección con los cambios que experimentaba, en ese momento, en su existencia.

El bautizo simboliza el renacimiento en una nueva vida, más pegada a los designios de Dios. Paolo ‘moría’ del Bayer para buscar revivir en otro club, en el cual tenga más oportunidades y vigoricen sus  virtudes en esa religión llamada fútbol.

En ese mismo mes, llegó a Trujillo con el fin de actuar como padrino de una de sus sobrinas. El rito de ese sacramento sintonizaba a la perfección con los cambios que experimentaba, en ese momento, su existencia.

Este redactor, junto al reportero gráfico Armando Castro, fuimos los únicos periodistas que cubrimos ese acontecimiento.

La primera versión de esta historia apareció el 23 de junio del 2006 en el desaparecido suplemento Adrenalina Deportiva del diario La Industria de Trujillo. Aquí la reproducción del texto:

Paolo con Dios en Trujillo

La primera lectura de la misa fue la historia de la vida de Paolo Guerrero González. EI sacerdote Inocencio Pusman lbánez utilizó el pasaje bíblico, en el cual Dios afirma que aquel que no nace de nuevo no entrará en su reino.

El joven delantero escuchaba con atención y sentía que la decisión que tomó, hace algunos días, de abandonar el Bayern de Múnich fue la más correcta a fin de que renazca en el Edén futbolístico consagrado solo para los romperredes.

Leer más: Paolo Guerrero: el aporte de la experiencia

El religioso enfatizaba cada palabra y estas, gracias al equipo de sonido, retumbaban en las paredes de la iglesia Virgen de Altagracia de la avenida Teodoro Valcárcel, en la urbanización Primavera, y en la cabeza del delantero peruano, quien, tal como un atento catequista, prestaba marcial atención a la liturgia.

El internacional peruano llegó a Trujillo ayer para apadrinar el bautizo de la pequeña Camila Wong, hija de Juan Wong, su entrañable ‘primo de cariño’, quien vive en la capital de La Libertad.

La ceremonia empezó minutos después de las cinco de la tarde, con un templo casi lleno de amigos y familiares.

Bautizarse es, para los cristianos, iniciar una nueva vida. Morir y volver a vivir. El agua simboliza la purificación del alma y del cuerpo. A través del bautismo, se cree que las personas expresan el arrepentimiento de sus pecados y el principio a una nueva vida orientada al seguimiento de Dios.

En la antigüedad, el bautismo se practicaba en adultos, algo cercano a los 22 años que hoy tiene el delantero. En la actualidad, la iglesia católica recomienda que ese sacramento se reciba de niños, tal como lo es la pequeña que el futbolista está a punto de apadrinar. 

Paolo Guerrero: volver a nacer

EI sacerdote Pusman empleó el pasaje bíblico del renacimiento espiritual para explicar la importancia del bautizo en la vida de los cristianos. Paolo comprendió que lo que vive él en estos días es una intención de volver a nacer como delantero.

La función de Guerrero, en un equipo, es anotar. Él vive y juega para el gol. De Alianza Lima partió al Bayer de Múnich muy joven. Allí se convirtió en un goleador empedernido.

En la antigüedad, el bautismo se practicaba en adultos, algo cercano a los 22 años que hoy tiene el delantero. En la actualidad, la iglesia católica recomienda que ese sacramento se reciba de niños, tal como lo es la pequeña que el futbolista está a punto de apadrinar.

Pagó piso en los torneos regionales y cuando lo necesitaron en el equipo profesional siempre respondió; pero por diversos motivos nunca recibió el apoyo para convertirse en titular indiscutible.

Un delantero se gana un puesto en el once inicial a costa de goles. Guerrero los marcaba; sin embargo, nunca consiguió ser fijo en el elenco bávaro. Se cansó de calentar banca, por ello, días atrás, tomó la trascendental decisión de dejar el equipo que le abrió las puertas en Europa y partir al Hamburgo de la misma liga alemana.

Como el bautizo, Guerrero busca vivificarse en los gritos de gol. “Bien, estoy muy bien, tengo muchas expectativas por este nuevo reto en mi carrera”, dijo, de forma escueta, al salir del templo trujillano.

Paolo Guerrero bautiza a una niña en Trujillo.
Foto: Armando Castro/Diario La Industria de Trujillo.

La figura Paolo

El delantero llegó cuando todos en la iglesia estaban listos. Incluido el padre Inocencio, quien ayer en su cumpleaños, no tuvo mejor regalo que conocer en carne y hueso, estrechar su mano y tomarse fotos con el goleador de la selección peruana.

Casi todos los invitados vestían terno oscuro, pero Guerrero acorde a su condición de figura mediática destacaba por su jean, camisa blanca desbotonada hasta el pecho —para mostrar su cadena y crucifijo de oro—, saco y zapatillas rojas.

Parte de la ceremonia implicaba que los padres y padrinos se reúnan frente al altar, donde el sacerdote conversa con ellos —en voz alta— para conocer su compromiso con el sacramento cristiano.

El delantero llegó cuando todos en la iglesia estaban listos. Incluido el padre Inocencio, quien ayer en su cumpleaños, no tuvo mejor regalo que conocer en carne y hueso, estrechar su mano y tomarse fotos con el goleador de la selección peruana.

El padre le preguntó a Paolo cómo se llamaba su sobrina y ahijada. El religioso lo puso a prueba y quiso, como defensa, desestabilizarlo; pero el Depredador hizo, en la casa de Dios, gala de salir con pelota dominada. Recibió la interrogante, la dominó y respondió: “Camila”

-iMuy bien! te has salvado porque hay padrinos que no saben el nombre de sus ahijados— lo felicitó y todos ríen.

Los asistentes presencian una ceremonia de bautizo demasiado alegre.

El sacerdote se esforzó en despertar carcajadas. Contó una anécdota que le sucedió en un pueblo de la sierra, donde los padrinos y los padres se olvidaron del nombre de la pequeña que iban a bautizar.

“La mamá me dijo: ‘El nombre de mi hija está en el Credo, padrecito’”. El cura para ayudarla empezó a rezar la oración: “Creo en Jesucristo su único Hijo Nuestro Señor

Foto: Armando Castro/Diario La Industria de Trujillo.

que fue concebido por obra y gracia…”.

“Ignacio ese es el nombre padrecito, Ignacio”. La mujer confundía “Y gracia”, por Ignacio.

Risas totales.

Traspaso bendecido

El Hamburgo pagó al Bayer de Múnich por Guerrero 3 millones 540 mil dólares —se especuló de 12 millones—, lo que representa la segunda transferencia más importante del fútbol peruano. La primera la ostenta un tal Claudio Pizarro.

Su representante, Carlos Delgado, afirmó que nuestro compatriota recibió ofertas de Francia, España y otros clubes alemanes; pero la propuesta del Hamburgo fue la mejor, no sólo económicamente sino futbolísticamente.

“Va a ser titular y está dando un paso adelante en su carrera deportiva. Le han hecho un contrato muy superior al que tenía en Bayern. Será uno de los mejores pagados”.

Pero en Trujillo, Paolo no cargaba sencillo. Cuando la alcancía de la limosna pasó por su lado, se volteó para pedirle a su mamá doña Peta, que estaba sentada a dos bancas de él, unas monedas para ofrecerlas.

Llegaron las fotos. Paolo cargó a su ahijada y no la soltó en ningún momento.

Nadie quiso perderse un recuerdo con el peruano que triunfa en el extranjero. Hasta el sacerdote posó. Cuando este se fue, una de sus ayudantes, micrófono en mano, pidió a los fieles al goleador que guarden la postura porque iba a empezar la misa de las seis de la tarde.

A su salida —rauda y protegida por personal de seguridad—, el delantero declaró que se sentía bien en Trujillo y que la misa le gustó mucho.

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Guerrero y su pase al Hamburgo

Quiere la Liga de Campeones
En el último campeonato alemán (2005), Hamburgo ocupó el tercer lugar, gracias a lo cual jugará la fase previa de la Liga de Campeones.”Con el Bayern ya gané dos veces la Liga y la Copa de Alemania. Con el Hamburgo quiero lo mismo y además ganar la Liga de Campeones, expresó el día de su presentación el peruano. En su nuevo equipo, utilizará el número 9, “porque es la camiseta que caracteriza al delantero neto. Yo siempre jugué en el Perú con ese número y también en la selección de mi país”, indicó.

No más chocolates
Guerrero dijo que del Bayern recordará siempre al exdelantero y goleador Gerd Mueller, quien como entrenador del equipo de aficionados le enseñó mucho, “como pegarle a la pelota y como hacer goles”. “Cuando estaba contento con mi tarea, siempre me premiaba con una tableta de chocolate”, recordó Guerrero.

Transferencia histórica
El pase de Paolo Guerrero al Hamburgo es la segunda transferencia más importante de un futbolista peruano. Por encima de los tres millones quinientos cuarenta mil dólares que pagó el Hamburgo por el ‘Depredador’, se encuentran los diez millones trescientos sesenta mil dólares que desembolsó el Bayer de Múnich al Werder Bremen por Claudio Pizarro.

César Clavijo Arraiza
César Clavijo Arraiza
Nació en un desierto frente al mar, donde solo crecen árboles de algarrobos. Dice que le gustan todas las frutas, pero en los últimos meses se ha decantado por el pepino, de origen andino; pero con una mala fama: se cree que si se consume después de beber licor puede causar la muerte. Periodista, escritor, docente, padre y esposo. Es torpe con la pelota, pero ama jugar fútbol. En el 2018 publicó "Tercera persona" y ahora está a punto de terminar un doctorado en comunicaciones.