Escribe Iveth Xiomara Yamunaqué Gonzales
Junio está lleno de colores. Se izan banderas arcoíris hacia al cielo, la gente se reúne para participar de desfiles y crear una atmósfera llena de esperanza, lucha y valentía. Tanto las personas identificadas dentro del movimiento LGBTIQ+ y sus defensores alzan la voz para demostrar que todos son seres humanos.
Sin embargo, aún existen caminos pedregosos en los que muchos intentan abrirse, frente a las barreras de mentes cerradas y pensamientos cuadrados en una jaula llamada sociedad.
El mes del orgullo es un momento de celebración y aceptación, el cual es denominado de esta manera por los grupos minoritarios que han luchado durante décadas para superar los prejuicios y exigir derechos como todo ser humano.
Sin embargo, aún existen caminos pedregosos en los que muchos intentan abrirse, frente a las barreras de mentes cerradas y pensamientos cuadrados en una jaula llamada sociedaD.
LGBTIQ+ es un acrónimo de personas lesbianas, gays, bisexuales, transgénero, intersexuales y queer. El signo ‘más’ representa a aquellos con una orientación sexual, identidad de género, expresión de género y características sexuales diversas que se identifican a sí mismas utilizando otros términos.
Para Sandra Flores, madre de una niña de un año, la comunidad LGBTIQ+ es un conjunto de personas con gustos e inclinaciones sexuales variadas, quienes deciden aceptarse consigo mismas y reconocerse como seres humanos con inclinación a otros, sin seguir lo establecido por la sociedad según su género.
Este tema, para la joven madre de 25 años, es muy hablado dentro de su núcleo familiar y sabe que, por una parte, persisten prejuicios y estereotipos negativos que dificultan el ejercicio pleno de derechos por parte de las personas LGBTIQ+, no obstante, apoya a la comunidad y se autodenomina una mamá orgullo.
No porque su hija vaya a tener una orientación sexual distinta; sino por la simple razón de que todos son miembros de una sociedad que merecen estima y amabilidad.
El entendimiento de algunas personas, basado en el respeto, es muy abrazador para aquellas que viven con el miedo de sentirse juzgados, incluso atemorizados por un campo social gris lleno de tabúes en pleno siglo XXI.
“Si la piel de todos los homosexuales se volviera morada de la noche a la mañana, la sociedad, sorprendida por la enorme cantidad y diversidad de gente a su alrededor con ese color, dejaría de ver esto como un problema”, señala Ian Murray McKellen, actor británico de cine y teatro, famoso por interpretar a Gandalf en las trilogías de El Señor de los Anillos y El Hobbit.
No solo se celebra en junio, sino todos los meses
La marcha del orgullo ayuda a visibilizar todo tipo de sexualidad e identidad. Así mismo, desean especificar que los miembros de la comunidad LGTBIQ+ no son solo orientaciones sexuales que se encuentran existiendo en el espacio; sino que son hijos, hermanos, compañeros, colegas, etc.; esta comunidad promueve, defiende la tolerancia y la no discriminación, no solo en junio; sino todos los meses.
Las organizaciones originales eligieron este mes para rendir homenaje al levantamiento de Stonewall en junio de 1969 en la ciudad de Nueva York, evento que ayudó a impulsar el movimiento moderno por la lucha de los derechos de los homosexuales.
El entendimiento de algunas personas, basado en el respeto, es muy abrazador para aquellas que viven con el miedo de sentirse juzgados, incluso atemorizados por un campo social gris lleno de tabúes en pleno siglo XXI.
“Tal vez debería estar orgulloso”, es la frase emblemática para que el Mes del Orgullo salga a flote. Brenda Howard, llamada Madre Orgullo, se junta con un comité y planean crear este evento en la primera librería gay y lesbiana de Estados Unidos. Craig Schoonmaker, sugiere el término orgullo a fin de ayudar a aquellas personas a sentirse libres y hacerle frente a un mundo para tratar de volverlo un lugar mejor.
¿Salir del clóset? No soy ropa
“No suelo utilizar nunca esa expresión, ya que para mí no debería de existir un armario, no soy ropa para salir de un clóset”, manifiesta Paula Zárate Sullón, universitaria que defiende a la comunidad LGTBIQ+.
Para ella, la sociedad debería dejar de dar por hecho que todo el mundo es cisgénero y heterosexual, porqué está en elección de cada individuo reconocerse y definirse.
Es por ello que, Zárate indica que nadie tendría que “salir” de ningún sitio ni hacerle pasar a las personas del colectivo por la ansiedad que supone tener que dar explicaciones de uno mismo.
“La sociedad es parte de la presión en el mal sentido, porque tampoco ayudan o aportan algo a los individuos que “salen del clóset”, buscan que lo hagan para tacharlos y discriminarlos”, comenta la joven universitaria, mientras acomoda su pulsera de hilo con los colores representativos de la comunidad.
Para Sandra Flores, la gente estereotipa a los integrantes del colectivo, por ejemplo, se puede ser lesbiana sin verse como una o una persona puede gustarle la ropa masculina sin ser lesbiana.
La vida se torna gris cuando existen seres humanos que no comprenden y juzgan, sin remordimiento, a otros, porque simplemente no comparten lo mismo.
Los derechos humanos y el colectivo LGBTIQ+
La violencia contra los miembros del colectivo LGBTIQ+, destruye los principios de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Estos casos de discriminación, acoso, agresiones, entre otros, son un hábito en todas partes del mundo.
“Discriminar a la comunidad, así como a personas que pertenecen a ella o verla como algo poco necesario del que no tendría que hablarse, implica el mismo acoso”, señala Paula Zárate.
En virtud del derecho internacional, todos los estados tienen la obligación de fomentar y proteger los derechos humanos de todas las personas, sin discriminación alguna.
Sin embargo, en muchos países, las leyes que prohíben el uso de prendas de vestir de otro sexo se emplean para castigar a las personas transgénero.
Según Paula, el no apoyar a la comunidad es ir directamente en contra de esta, lo que favorece el acoso y las agresiones verbales y físicas.
Para la Defensoría del Pueblo, en Perú, la preocupante situación de vulnerabilidad ha sido reconocida por diversos órganos de las Naciones Unidas, los que a su vez han recomendado al Estado Peruano brindar una protección óptima a la comunidad LGBTI.
La justicia llega
En abril del año 2023, la Corte Interamericana de Derechos Humanos publicó una sentencia emblemática unánime y responsabilizó a Perú por violar el derecho a la igualdad de Crissthian Olivera Fuentes.
El hecho ocurrió en un centro comercial de Lima, en agosto del 2004. Un cliente dio a conocer su incomodidad por la muestra de afecto entre Olivares y su pareja, dos hombres gays.
En virtud del derecho internacional, todos los estados tienen la obligación de fomentar y proteger los derechos humanos de todas las personas, sin discriminación alguna.
El joven calificó este suceso como humillantes y presentó una denuncia ante las autoridades de protección al consumidor, sin obtener respuesta, apeló al sistema judicial peruano, sin embargo, por falta de pruebas no consideraron el hecho como discriminación.
Olivares apeló a la Corte Suprema, pero en 2010 se invocó la presunción de inocencia del supermercado. No obstante, Olivares no desistió y logró llevar su proceso, con el apoyo de DEMUS, organización peruana de derechos humanos en el 2011, a instancias supranacionales.
Diecinueve años pasaron para que Olivares tenga voz. La Corte Interamericana de Justicia, con sede en Costa Rica, ordenó a Perú a preparar una guía integral sobre los derechos de las personas LGBTIQ en la provisión de servicios e incorporarla en los procesos de formación para las autoridades administrativas y judiciales. También ordenó a Perú a implementar una política pública para monitorear el cumplimiento de los principios de igualdad y no discriminación por parte de las empresas.
Vamos a la calle
Hoy 24 de junio en varias ciudades del Perú y del mundo se desarrolla la famosa marcha del orgullo. En Trujillo empezó a las una de la tarde, con la concentración en el complejo Mansiche.
A traveés de la cuenta de @rozamiento__ puede seguir en tiempo real el desarrollo de la marcha.
“La marcha, cada año tiene un lema, que es un recordatorio de una problemática o solución. Un aviso para una sociedad de que existimos”, declara David Flores, egresado de comunicaciones y miembro de la comunidad LGBTIQ+, desde Piura, donde la marcha será el 28 de junio.
Para Flores, es un evento en el cual se muestra en todos los colores y plumas, una catarsis, en la cual se quitan las máscaras y pueden socializar entre otras tribus o colectivos.
“Es donde nos sentimos parte de algo, del cambio que, al mostrarnos políticamente incorrectos, movamos no solo las piernas caminando, sino conciencias, y tambaleemos ciertos prejuicios arcaicos”, señala.