La salud mental es un tema muy tocado teóricamente, sin embargo, existen muchas personas que invierten escaso tiempo, dinero e interés en velar por su fortalecimiento. Aunado a ello, se presentan situaciones que vienen deteriorándola, tal es el caso de los escenarios violentos, dependencia emocional, inadecuado manejo del estrés, dificultad para gestionar las emociones, entre otras situaciones cotidianas que perjudican e interfieren en diversas áreas; familiar, social, laboral, sexual, etc.; causando relaciones insanas.
No se puede dejar de lado lo ocurrido durante los dos últimos años, que nos ha tocado vivenciar y experimentar situaciones totalmente desconocidas donde todos hemos sido afectados de alguna u otra manera, tras pérdidas familiares, amicales y económicas; sin dejar de lado los cambios de rutina y estilos de vida a los que probablemente mucha gente ya se había adaptado. No solo los adultos hemos sido afectados, también los menores de edad, repercutiendo tales hechos principalmente en su área académica, teniendo que enfrentarse a contextos nuevos, viéndose en muchos casos obligados a adaptarse a la nueva modalidad de vida y porque no decirlo a la nueva normalidad.
Como vemos, el tema muestra tal amplitud en la que nadie es ajeno, la salud mental no solo implica sentirnos bien, plenos y satisfechos emocionalmente, sino también físicamente, recalcando la importancia de desarrollar un equilibrio entre lo que pensamos, hacemos y cómo actuamos. Resulta importante también mirar a nuestro alrededor, siendo conscientes de las personas que nos rodean, y de la función que cumplen en nuestras vidas, evaluando qué es lo que aportan y que tanto nos benefician o nos pueden llegar a perjudicar.
Por otro lado, las acciones que día a día se van realizando también cuentan mucho al momento de hablar del cuidado de la salud mental, siendo prioritario buscar la autosatisfacción ante la actividad que se realice, puesto que buscar la aprobación de los demás resulta desgastante y dependiente. Del mismo modo, se lee en algunos textos, “cuida lo que dices y cómo lo dices”, la interrogante sería, ¿cómo logro eso?, practicando y entrenando la asertividad, es decir buscar dirigirme a alguien sin la intención de hacerle daño, buscando una comunicación efectiva acompañado de una escucha activa, ya que en muchas ocasiones las personas buscan ser escuchadas más que aconsejadas.
Es importante priorizar nuestra salud mental, tomando en cuenta el aspecto físico y emocional, haciendo un autoanálisis de aquellas fortalezas y debilidades que poseemos, buscando en la medida fortalecer lo primero y saber lidiar con las segundas. Asimismo, se debe tomar en cuenta que este tema está inmerso en todo contexto; puesto que se ha venido priorizando el cuidado de ello, a través de orientaciones, programas médicos, psicológicos, educativos, entre otros, no siendo responsabilidad exclusiva de los especialistas de la salud mental, es también la propia sociedad quien debe responsabilizarse y ser protagonista del autocuidado que debe presentar.
Resulta favorable, compartir tiempo en familia, meditar acerca de los avances que cada persona ha presentado hasta el momento, especialmente valorar los pequeños o grandes escalones que ha subido. También, es prioritario distribuir y alternar actividades que no solo estén ligadas a las responsabilidades académicas, laborales o domésticas; sino también, social, compartiendo con amigos, compañeros, vecinos, no necesariamente presentando aglomeraciones, también puede hacerse a través de la vía virtual o telefónica, sin dejar de mencionar aquellas actividades de ocio o físicas con la finalidad de equilibrar las tareas que nos toca desarrollar en el día a día. Finalmente, es necesario recalcar que la visita a un especialista de la salud mental es de gran ayuda, trabajando de manera personalizada en beneficio de todos.
Sandra Fuentes Chávez
Docente de la Escuela de Psicóloga – UCV Trujillo