El anuncio matinal advirtió que una tragedia mayor estaba a punto de llegar. Los organizadores del concierto de Enanitos Verdes en Trujillo informaron hoy, a primeras horas de la mañana, que el espectáculo que la banda argentina ofrecería en Trujillo, el próximo 14 de octubre, se aplazaba hasta nuevo aviso.
El motivo de la reprogramación fue la deteriorada salud de Marciano Cantero, voz e imagen del grupo rioplatense que inmortalizó tema como Lamento boliviano, El extraño de pelo largo, Muralla verde, Cada vez que digo adiós, entre otros.
Desde finales de agosto, el artista necesitó de servicios médicos para solucionar unas complicaciones renales que lo llevaron a terapia intensiva. Le extirparon el riñón y parte del bazo. Tras unos días de intensa lucha, la voz icónica del rock en español dejó de existir la noche del jueves 8 de setiembre, en Mendoza (Argentina), donde también será sepultado.
Su nombre completa es y será Horacio Eduardo Cantero Hernández. Había cumplido 62 años.
Trujillo siempre fue una parada agradable para Enanitos Verdes. Desde su primera vez, allá por 1995, en el megaevento que organizó Pilsen Trujillo frente al óvalo Papal, los argentinos han regresado a la capital de La Libertad y el público siempre respondió a las citas, como seguro lo haría en octubre para celebrar los 40 años de vida de la banda.
En nombre del padre
“Lamentablemente no pudo superar las complicaciones. Quiero agradecer personalmente a todos los fans, a todos los amigos de la vida, a la familia, todos los rezos y el apoyo que hemos recibido estos días. Por más que estoy muy triste, 30 años pude pasar con él. Cada día que pude pasar fue un regalo. No puedo también dejar de estar feliz por el gran hombre que era y por todo el amor que le devolvieron en estos días. (..) Quiero que no solo lo recuerden como el compositor, el cantante y el artista que era, sino también como una persona maravillosa y mi mejor amigo en el mundo”, se pronunció Javier Cantero, hijo del cantante.
La leyenda
En una semblanza publicada en su sitio web, el diario Clarín recuerda que Marciano Cantero dio sus primeros pasos en Mendoza junto al guitarrista Felipe Staiti y el baterista Daniel Píccolo. El trío, a fines de los años 70 se convirtieron en la banda más popular de Mendoza y decidieron probar suerte en la gran capital: Buenos Aires.
Como todo en la vida, los primeros pasos fueron muy duros; pero de a poco se hicieron conocidos y lograron actuar en festivales y llamar la atención de los productores, hasta que finalmente les ofrecieron grabar su primer disco, el cual salió al mercado en 1984.
“Simpático, humilde, con un gran sentido del humor y su característica tonada mendocina, Marciano y sus compañeros rápidamente se ganaron un lugar en la dura escena porteña. Enanitos Verdes pegó el salto de popularidad con su segundo álbum, Contrarreloj, producido por Andrés Calamaro y con los éxitos La muralla verde, Cada vez que digo adiós y Tus viejas cartas“, señala el medio.
Desde ese momento empezó una carrera vertiginosa que nunca frenó. “El crecimiento de Enanitos Verdes en el exterior no solo se debió al hecho de tener buenas canciones y hits, sino que antes del segundo álbum habían salido de gira por Latinoamérica como banda de apoyo del cantante Piero. Así se hicieron conocidos en muchos países, con un trabajo de base que luego cosecharon hasta igualar el alcance continental de artistas como Soda Stereo y Miguel Mateos/Zas”, señala Clarín.
Para mediados de 1987 grabaron su tercer álbum Habitaciones extrañas, que alcanzó un impresionante éxito gracias a temas como Te vi en un tren, Por el resto y una versión del clásico El extraño del pelo largo de La Joven Guardia.
“En febrero de 1988, el grupo fue invitado como Artista Central al Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar, donde ganaron dos Antorchas de Plata. Llegó la expansión en toda América Latina, con su primera gira internacional y la grabación de su cuarto disco, Carrousel, con los hits No me verás y Sos un perdedor“.
Un alto en el camino
La banda se planteó hacer una pausa, pero antes grabaron Había una vez. Marciano aprovechó el receso para grabar un anhelado disco solista, y lentamente fueron recuperando las ganas de seguir adelante.
En 1994, con Big-bang y el hit Lamento boliviano ya estaban nuevamente en la cima de toda Latinoamérica, con enormes giras.
“Con la partida de Marciano no sólo se fue otra gran figura de la historia del rock en Argentina, sino un símbolo de una época, los años ochenta, cuando sus anteojos y manera de cantar y tocar el bajo conquistaron a toda una generación”, sentencia el medio argentino.