Unos 10, 027 kilómetros la separan de su natal Saint Flour, Francia, en donde el viento ajetrea lo que encuentra y las enormes praderas son del mismo color de sus ojos.
Lejos de tener una niñez francesa clásica, Laura Ayech, directora de la Alianza Francesa de Trujillo, creció en un ambiente familiar intercultural, debido a las distintas costumbres que pueden existir entre un cirujano sirio y una enfermera francesa.
Sus padres se enamoraron en el hospital del pueblo, luego, el 12 de noviembre de 1986, nació Laura.
Y una de las cosas que más recuerda durante aquellos primeros años de existencia es que su padre la llevaba de manera constante de viaje.
“Descubrimos todas las ciudades de Francia y también salimos fuera, a los 6 años estuve en Arabia Saudita por el trabajo de papá y luego, al poco tiempo conocí a mi familia en Siria, antes de que la guerra civil arrasara con todo”, dice.
Y una de las cosas que más recuerda durante aquellos primeros años de existencia es que su padre la llevaba de manera constante de viaje.
—Entonces, la cultura vienes desde la infancia.
—Sí, debido a los viajes, uno tiene la necesidad de visitar los museos, los salones, la música de donde te encuentras.
—¿Y en qué momento decides trabajar por la cultura?
—Yo quería ser arquitecta, pero no me preparé lo suficiente debido a la exigencia que hay en Francia para la carrera y, además, en el pueblo no se sabía mucho de estas cosas, tampoco existía internet para que uno se informe como ahora. Luego opté por Biología, pero desistí porque creí que con esa profesión no viajaría y lo que yo quería era eso: viajar.
—Algo aprendido en la infancia
—Sí, así que estudié Idiomas extranjeros, en mi intercambio viajé a EE. UU. y luego la maestría la hice en el norte de Francia: Relaciones interculturales con especialidad del Desarrollo del Francés en el Mundo. Y las practicas las realicé en un centro asociativo cultural que trabaja con jóvenes en la empresa de unos profesores. Es allí donde entendí que quería trabajar en la gestión cultural.
—Luego vendría Valparaíso y Latinoamérica…
—Fue al final de mi segundo año de maestría, al volver de Londres, fue por una oportunidad de prácticas y trabajé durante diez meses, en un centro cultural llamado Balmaceda Arte Joven. Un centro dedicado al desarrollo formativo para jóvenes de pocos recursos y que es muy estricto en su selección. Fue mi primera experiencia en América Latina, fue chocante y gratificante a la vez porque cuando estuve a Francia extrañaba ese ambiente cálido propio de lo latino.
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—¿Y cómo llegas a Perú?
—Una amiga me informa acerca de un voluntariado en Chiclayo en un orfanato para el desarrollo de actividades culturales y educativas. Postulo y en marzo del 2013 llego a Perú. Debido a que no tenía muchos contactos, decido acercarme a la Alianza Francesa de Chiclayo y la directora, debido a mi nacionalidad y a la falta de francés en la ciudad, me pidió hacer el evento de la fiesta de la música para luego, después de cumplir los requisitos, formar parte de la asociación.
Laura Ayech y Trujillo
—¿Cuál es tu visión cultural de la ciudad de Trujillo?
—Tiene bastante potencial a nivel turístico y cultural, pero falta la organización de los agentes culturales y el trabajo de los gobiernos de turno. Y es por eso, que estamos buscando unirnos con otros centros culturales de la ciudad para demostrar esta unión que debería existir.
—Si tuvieses la libertad plena, ¿qué harías culturalmente con la ciudad?
—Ocuparía más los espacios públicos porque si queremos tener un impacto a gran escala sería ir hacia la gente. Pero no solo hablemos del centro de la ciudad, sino salir de eso. Ir hacia esos distritos donde la acción, quizá, es poca como en El Porvenir, La Esperanza, y más.
Tiene bastante potencial a nivel turístico y cultural, pero falta la organización de los agentes culturales y el trabajo de los gobiernos de turno.
—Nos quejamos del centralismo limeño, pero aquí ejercemos un centralismo del centro.
—Sí, también no hay que descuidar las visitas guiadas con cada exposición que se haga. Porque las personas que vienen a visitar una galería quizá se podrían topar con una imagen que no entienden y allí debería estar el guía para complementar o dar una idea acerca del objeto expuesto. Eso me parece fundamental.
—¿Por qué viajar?
—Porque es descubrir nuevos mundos, nuevas formas de pensar y entender las diferencias.
Texto y foto de portada: Luis Alejandro García.