Escribe Julissa Rodríguez Guio
En Áncash hay poca memoria. El aluvión de Yungay de 1970 que dejó unos 30 000 muertos y el desprendimiento del nevado más alto del Perú, el Huascarán, que provocó 3000 fallecidos no son suficientes experiencias para que las autoridades adopten medidas a fin de evitar una tragedia similar o peor, pero esta vez, vinculada a la laguna Parón.
El 23 de diciembre, la Autoridad Nacional del Agua (ANA) advirtió sobre un posible desborde de la laguna Parón, por el incremento de su volumen de agua. El Centro de Operaciones de Emergencia Regional (COER) de Áncash ha monitoreado el lugar, ubicada en el distrito de Caraz, conocido por sus dulces pasteles y su manjar blanco, y ubicada a 70 kilómetros de Huaraz.
Estanque importante
La laguna Parón está a 4185 metros sobre el nivel del mar (m. s. n. m.) con 76 metros de profundidad. Es conocida por ser uno de los depósitos naturales de agua dulce más grande de la Cordillera Blanca, en Áncash, donde ha ocurrido la mayor cantidad de desastre de tipo glaciar, debido al rápido proceso de deglaciación de sus 19 cordilleras.
El pasado 23 de diciembre, ANA activó la alerta sobre un posible desborde de Parón, la cual afectaría a los 25 000 pobladores. El cambio climático y la poca preocupación de las autoridades por el monitoreo constante, pueden ser piezas claves para una de las catástrofes más grandes del Callejón de Huaylas.
El 23 de diciembre, la Autoridad Nacional del Agua (ANA) advirtió sobre un posible desborde de la laguna Parón, por el incremento de su volumen de agua.
Ante ello, el COER Áncash informó que realiza monitoreos de forma constante en trabajo colaborativo con la Municipalidad Provincial de Huaylas. Según el último reporte del 28 de diciembre, los niveles de la laguna se encuentran en 4189.45 m. s. n. m.
Se debe considerar que el nivel máximo que ha fijado ANA es de 4190 m.s.n.m.; sin embargo, este rango puede aumentar debido a las constantes lluvias, avalanchas y oleajes. Por lo que es recomendable que las autoridades regionales ejecuten acciones y comiencen a fomentar una cultura de prevención para evitar catástrofes.
Áncash sin preparación
El jefe de la Autoridad Local de Agua (ALA), Jorge Ninantay Lovatón, recalcó su preocupación, ya que considera que la población no está preparada para este tipo de acontecimientos y que no existe un trabajo coordinado con los directivos de la comunidad campesina Cruz de Mayo y las autoridades municipales que recién han asumido el cargo.
Asimismo, los ciudadanos del distrito de Caraz manifiestan su preocupación por este acontecimiento, debido a que consideran que el descongelamiento acelerado de los nevados contribuye a este incremento de la laguna; por lo que es importante que las autoridades comiencen a informar a la población sobre el riesgo de desborde y sobre las rutas de evacuación en caso de un desastre.
El pasado nos condena
El incremento del nivel de agua de la laguna Parón es preocupante. Si se considera como antecedente el aluvión de Yungay de 1970, cuando el desprendimiento de la ladera oriental del nevado Huascarán dejó 30 000 muertos y una escena de terror para las familias, quienes hasta le fecha no asimilan su pérdida.
Asimismo, el aluvión de Ranrahírca del 10 de enero de 1962, cuyo desprendimiento del glaciar 511 del pico norte del nevado Huascarán, sepultó a 3000 personas en tan solo 4 minutos, ocasionó una huella imborrable para una generación.
Se espera que las autoridades trabajen en conjunto con la comunidad campesina Cruz de Mayo y que mediante planes de acción regulen el incremento del volumen del agua, a través de la apertura de las compuertas. Se espera preservar la seguridad, integridad y vida de las personas, con el fin de evitar pérdidas irreparables.