El incremento de talleres de mecánica en Wichanzao, en el distrito de La Esperanza, en Trujillo, perjudica a los vecinos, quienes sufren porque sus derechos son vulnerados, en especial, el de libre tránsito y el de seguridad.
Los negocios invaden los espacios públicos, como las veredas, lo que obliga a las personas a caminar por las pistas auxiliares, conducta que aumenta el riesgo de ser atropellados.
Uno de los lugares en los cuales se evidencia este atentado es la avenida José Condorcanqui, cerca de la comisaría de Wichanzao, donde lo adultos y niños no pueden usar las veredas, que son de uso exclusivo del peatón, y deben bajar a la calzada para continuar su destino.
La Esperanza: lucha constante
La disputa entre vecinos y los dueños de estos locales es de nunca acabar. Los propietarios —algunos son inquilinos— alegan que las veredas son parte de su propiedad y que la naturaleza de sus negocios los obliga a ocuparlas.
Los negocios invaden los espacios públicos, como las veredas, lo que obliga a las personas a caminar por las pistas auxiliares, conducta que aumenta el riesgo de ser atropellados.
Además de impedir el libre tránsito y generar caos, los talleres generan suciedad.
“Me siento limitada en medio de tanto desorden y suciedad, mi preocupación son siempre mis hijos, ellos caminan por aquí. Mi miedo es que un carro en retroceso pueda atropellarlos. Ese es mi temor”, dijo Elsa Aguirre, vecina de Wichanzao.
Agregó que es respetuosa del trabajo que efectúan los mecánicos, sin embargo, esta se debe ejercer con responsabilidad. “Nadie les dice que no pueden trabajar, pero necesitan hacerlo dentro de su espacio y no impidiendo nuestro caminar”, criticó.
Hecha la ley
El derecho al libre tránsito está reconocido en la Constitución Política del Perú y permite a las personas desplazarse por el territorio nacional sin restricciones, salvo por razones de sanidad, mandato judicial o ley de extranjería.
El uso de las vías públicas terrestres se regula por el Reglamento Nacional de Tránsito, que establece normas para la circulación de personas, vehículos y animales, así como para las actividades relacionadas con el transporte y el medio ambiente.
Las municipalidades tienen la facultad de regular el uso de las vías públicas terrestres, así como de fiscalizar y sancionar las infracciones. También pueden establecer medidas para garantizar el orden y la seguridad ciudadana, siempre que respeten el derecho constitucional al libre tránsito.
“Necesito el espacio”
Los dueños de los talleres de Wichazao han sido informados y notificados por la municipalidad de La Esperanza para que regularicen su situación.
“Entiendo las preocupaciones de los vecinos, pero mi negocio actualmente tiene mucha competencia y el espacio que tengo es pequeño, por eso uso parte de las veredas para que se estacionen los autos”, mencionó Rubio Veliz, dueño de uno de los talleres.
El conflicto sobre la invasión de veredas sigue presente, hasta el momento las autoridades no se han involucrado de manera activa y, en especial, efectiva para solucionar. (Texto y fotos: Alondra Shakira Chamorro Infante).