Siempre se ha dicho, como una conjetura, que al gran perdedor de la elección provincial de Trujillo no le gusta su segundo nombre: Prudencio. Es un nombre poco común, pero que dimensiona la vida de San Prudencio, un santo español que huyó de su tierra cuando la invadieron los musulmanes.
“El que tiene sentido de prever, de ser avisado, juicioso, el que prevé o sabe algo por anticipado”, dice la onomástica (disciplina que estudia los nombres propios) sobre este particular término.
El abogado José Prudencio Ruíz Vega llegó al mundo un 8 de junio, la misma fecha que los ingenieros del Perú celebran su día y el planeta entero reflexiona por el Día Mundial de los Océanos, como el mar de Huanchaco, distrito liberteño desde donde saltó al escenario público en el 2013, nada más y nada menos, que por fomentar y lograr la revocatoria del entonces alcalde Fernando Bazán Pinillos y todos los regidores.
Entonces a José y a Prudencio se le agregó un epíteto: revocador. Poco o nada le importó, más aún si, gracias a esa acción, fue convocado para ocupar un espacio en el concejo municipal. Desde allí, trabajó para hacerse elegir alcalde de Huanchaco. Lo logró. Da la sensación que José Prudencio, como su nombre mismo lo dice, supo por anticipado qué iba a suceder.
Lo mismo ocurrió con su ascenso a la Alcaldía provincial de Trujillo. Aceptó ser el segundo en la lista de Daniel Marcelo Jacinto, sabiendo que sobre el alcalde electo en el 2019 colgaba una espada (proceso judicial) que terminó cercenándolo de la municipalidad.
Como la ciencia quiere prudencia y experiencia, entonces, él asumió la Alcaldía de Trujillo, desde la que trabajó para hacerse elegir; pero esta vez chocó contra un contrincante singular. A veces, solo a veces, Carlos Blanco tiene razón: la prudencia es la hija del fracaso.
Dice él
En la información que presentó al Jurado Nacional de Elecciones, José Prudencio no consignó antecedentes por delitos dolosos ni por incumplimiento de obligaciones alimentarias, contractuales, laborales o por incurrir en violencia familiar. Sin embargo, la autoridad ha sido sometida a investigaciones por hurto, abuso de autoridad, peculado, enriquecimiento ilícito, falsedad, concusión, maltrato familiar, entre otros.
Durante la pandemia de la covid-19 se convirtió en un recurrente violador de las normas dictadas por el Gobierno para mitigar el avance de la enfermedad. Se le intervino en su domicilio, porque consumía licor con amigos, cuando esta situación estaba prohibida. Luego se le vio en un local privado celebrando el cumpleaños de su pareja. También, se le sorprendió en un restaurante durante el horario de toque de queda.
Estudió Derecho en la Universidad César Vallejo y posgrados de Gestión Pública en la Universidad Nacional de Trujillo y Pontificia Universidad Católica del Perú (no concluidos). Su remuneración bruta anual es de 127 840 soles. Declaró bienes inmuebles en Lurigancho (Lima), El Milagro y Santiago de Cao. Como bienes muebles consignó un auto Daewo Tico.
Era el malquerido de Acuña
Para este proceso electoral no era el preferido de César Acuña Peralta, líder de Alianza Para el Progreso (APP), quien había mostrado su preferencia por Martín Namay Valderrama.
En las elecciones internas, en las que se denunció numerosas y serias irregularidades, José Prudencio se impuso y, a pesar del disgusto del líder apepista, se convirtió en el candidato oficial de APP.
Como la ciencia quiere prudencia y experiencia, entonces, él asumió la Alcaldía de Trujillo, desde la que trabajó para hacerse elegir; pero esta vez chocó contra un contrincante singular. A veces, solo a veces, Carlos Blanco tiene razón: la prudencia es la hija del fracaso
Desde que reemplazó a Daniel Marcelo, José Prudencio trabajó para esta elección. Como él no fue elegido alcalde, sino primer regidor, la ley sí le permitía postular en esta contienda para tentar una especie de reelección. Entonces, usó todo el aparato edil para lograr esa misión. No es ningún secreto que invirtió millones de soles en potenciar el área de comunicaciones de la comuna, oficina que, lejos de trabajar para la gestión, laboró para enarbolar y dimensionar la imagen de José Prudencio.
Se dice que como jamás gozó de la simpatía del patrón Acuña y que siempre fue un resistido en APP, entonces, emergió la traición. Y lo más lastimoso de la traición es cuando llega de los amigos o, en este caso, de los correligionarios. “La política saca a flote lo peor del ser humano”, escribió Mario Vargas Llosa.
En las semana previas a la elección, la comidilla fue que José Prudencio supo que su partido direccionó su apoyo hacia el candidato conocido por su predilección de develar huacos eróticos y ganó.
“Hay derrotas que tienen más dignidad que la victoria”, escribió Jorge Borges. Ni un atisbo de esa expresión calza en lo que ha sucedido con José Prudencio este domingo. La historia siempre sirve para entender el presente. Entonces, era evidente que el revocador, el alcalde sustituto tenía todo planificado para seguir en el palacio municipal, pero, como escribió Aplano, la imprudencia suele preceder a la calamidad.