La inteligencia artificial (IA) ha experimentado un rápido desarrollo en los últimos años, y su aplicación en el ámbito empresarial ha generado un intenso debate sobre su impacto en la toma de decisiones. Mientras algunos argumentan que la IA es una amenaza para el papel de los gerentes, otros sostienen que puede ser un beneficio significativo. A continuación, analizaremos objetivamente ambas perspectivas.
Beneficios de la inteligencia artificial (IA) en la toma de decisiones:
Análisis de datos más rápido y preciso: puede procesar grandes volúmenes de datos en poco tiempo, identificando patrones y tendencias que podrían pasar desapercibidos para los gerentes. Por ejemplo, el uso de algoritmos de aprendizaje automático ha permitido a empresas como Amazon optimizar sus procesos de inventario y entrega, mejorando la eficiencia y la satisfacción del cliente (Marr, 2018).
Toma de decisiones basada en evidencia: puede proporcionar a los gerentes información objetiva y basada en datos, reduciendo la influencia de sesgos cognitivos y emociones en la toma de decisiones. Un estudio realizado por McKinsey & Company (2019) encontró que las empresas que utilizan análisis avanzados en su toma de decisiones tienen un 23 % más de probabilidades de superar a sus competidores.
Identificación de oportunidades y riesgos: puede ayudar a los gerentes a identificar nuevas oportunidades de negocio y anticipar riesgos potenciales. Por ejemplo, el uso de IA en la detección de fraudes ha permitido a las instituciones financieras ahorrar millones de dólares y proteger a sus clientes (Dhar, 2020).
Amenazas de la inteligencia artificial (IA) en la toma de decisiones:
Dependencia excesiva en la tecnología: a medida que se vuelve más sofisticada, existe el riesgo de que los gerentes se vuelvan demasiado dependientes de ella, perdiendo la capacidad de tomar decisiones basadas en su experiencia y juicio. Esto podría llevar a una falta de flexibilidad y adaptabilidad en situaciones imprevistas (Davenport & Ronanki, 2018).
Sesgos en los algoritmos: los algoritmos son diseñados por humanos y pueden heredar sesgos conscientes o inconscientes. Si estos sesgos no se detectan y corrigen, podrían llevar a decisiones injustas o discriminatorias. Un ejemplo notable es el caso de Amazon, cuyo algoritmo de contratación mostró un sesgo contra las candidatas mujeres (Dastin, 2018).
Implicaciones éticas y de responsabilidad: A medida que asume un papel más importante en la toma de decisiones gerenciales, surgen preguntas sobre la responsabilidad y la ética. ¿Quién es responsable cuando una decisión tomada por un algoritmo tiene consecuencias negativas? ¿Cómo se pueden garantizar la transparencia y la rendición de cuentas en los sistemas de IA? (Bostrom y Yudkowsky, 2014).
La inteligencia artificial (IA) tiene el potencial de ser tanto un beneficio como una amenaza para la toma de decisiones. Por un lado, puede mejorar la eficiencia, la precisión y la objetividad en la toma de decisiones.
Por otro lado, plantean desafíos en términos de dependencia excesiva, sesgos y responsabilidad ética.
Para aprovechar al máximo los beneficios de la IA mientras se mitigan sus riesgos, los gerentes deben adoptar un enfoque equilibrado, utilizando la tecnología como una herramienta complementaria en lugar de un sustituto del juicio humano.
Además, es crucial abordar activamente los problemas de sesgos y ética en el desarrollo y la implementación de sistemas de IA. Solo a través de una colaboración cuidadosa entre humanos y máquinas podremos aprovechar todo el potencial de la IA en la toma de decisiones.
Por: Mtro. César Plasencia Briceño
Docente universitario y servidor público
El emprendimiento como fuerza impulsora de la economía
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