Escribe María Villalobos*
Las fiestas de revelación de género son espacios para que una pareja, mayoritariamente heterosexual, informe a sus familias el sexo de su bebe. Entonces, ocultan los colores (azul o rosado), que relevarán si sus hijos es varón o mujer, en distintos objetos como el color de la torta, en globos, serpentinas, humo, etc.
Estas fiestas son parte de una tradición o una moda, pues llevan tiempo realizándose. Sin embargo, aunque puedan parecer una forma divertida y emocionante de celebrar un momento especial, también, han sido objeto de críticas.
El principal cuestionamiento es que refuerzan estereotipos de género. La idea de que a los niños debe de gustarles el azul, los camiones —todo lo masculino— y que a las niñas les gusta el rosa, la cocina, la limpieza es anticuada; pero estas fiestas se esfuerzan por fomentar. Refuerza la idea de que el género es una característica binaria y determinada biológicamente.
Estas fiestas también suelen ser muy costosas. Se han reportado, en diferentes partes del mundo, eventos que dañaron la flora y fauna, como en Nueva York, en donde tiñeron a una paloma de rosa (murió por los químicos del tinte) o en Brasil, donde una pareja contaminó una catarata de tinte azul.
Lamentablemente, no se trató solo de una catarata, sino de la principal fuente de agua de un pueblo cercano. Y así vamos aumentando la gravedad hasta llegar a dos conductores fallecidos en México por pilotar una avioneta que tenía como objetivo lanzar polvo rosado sobre el bote donde se encontraba la pareja y familia expectante. El trágico suceso quedó grabado por uno de los asistentes.
Además de costosas, crean en los familiares expectativas dañinas hacia esos bebés, quienes estarán obligados a cumplir con ese patrón. Acciones muy lejos de la idea de una familia amorosa que cría a su nuevo integrante para que descubra sus cualidades, su identidad y sea único.
Las fiestas de revelación de género son una decisión personal, y algunas parejas pueden encontrarlas divertidas y significativas. Sin embargo, es importante reiterar que el género no debería ser una fuente de expectativas y presión social. Los padres pueden elegir celebrar de la forma que les parezca mejor para ellos y su futuro bebé, y recordar que el amor y la felicidad no dependen del género del niño o niña que están esperando.
*Estudiante de Ciencias de la Comunicación de la UPAO. Creadora, editora gráfica y videográfica de @rozamiento___ (cuenta de Instagram sobre temas de educación sexual, comunidad LGBT, arte y cultura) . Activista social. Disfruto mucho del arte, la música, el cine y las largas conversaciones descifrando y cuestionando la sociedad.
