El turismo en el norte del Perú tiene una doble moral. Vive de la gente, de los visitantes y, al mismo tiempo, rechaza a un sector de la población que marece un trato digno. El turismo aprovecha el movimiento de las personas: es su razón de ser. Sin embargo, a los ciudadanos con discapacidad, los ignora. El turismo rechaza todo lo que está quieto o que sea difícil de mover.
Hoy, 27 de septiembre, se celebra el Día Mundial del Turismo. Este año el festejo oficial será en Bali, Indonesia, con el lema Repensar el Turismo. El eslogan es un grito en un contexto de incertidumbre para el sector que se recupeta del impacto de la covid-19 y que no tiene claro la evolución que experimentará en los próximos años.
Repensar el Turismo, también, es una rúbrica para reflexionar sobre las desigualdades que sufre una persona con discapacidad que decide viajar por el mundo. Son imperativos los ajustes si queremos que esta actividad sea un beneficio contundente para nuestro futuro social, cultural y económico.
Impacto
En los últimos años, el turismo se ha establecido como una de las principales actividades económicas en el planeta, esto representa alrededor del 10% de la riqueza mundial y es la que también genera uno de cada diez empleos a nivel global. Los entusiastas, por eso, la conocen como la industria sin chimenea.
El Observatorio Turístico del Perú señala que el turismo era el tercer sector más importante en la generación de divisas (después del agrícola y el minero). Antes de la covid-19, unos 4 millones de extranjeros visitaban el país al año. Muchos de estos visitantes fueron personas con discapacidad.
Según el Registro Nacional de la Persona con Discapacidad se estima que en nuestro país hay más de un millón de personas con alguna discapacidad, esto se traduce en más de un 5% de la población nacional.
En Trujillo, gozamos con espacios que incentivan a artistas exponer su arte o apertura de centros llenos de historia, como las huacas del Sol y la Luna o el grandioso complejo arqueológico de Chan Chan. Sin embargo, estos lugares no ofrecen las condiciones que se necesitan para hablar de una ciudad inclusiva e integradora.
Los lugares arqueológicos de Trujillo estos son los puntos de turismo más significativos; pero su potencial se pierde, porque, en la mayoría de casos, imposible acceder a todos ellos de manera inclusiva. Tienen suelos empedrados, no cuentan con rampas o accesos libres ni con señalización de sistema braille o lengua de señas.
La Ley General de la Persona con Discapacidad, Ley 29973, fue aprobada con el objetivo de establecer el marco legal para la promoción, protección y realización, en condiciones de igualdad, de los derechos de la persona con discapacidad.
Sonia Rodíguez Silupú concluyó en su investigación Causas del Limitado Desarrollo del Turismo Accesible en el Destino Trujillo que de siete atractivos turísticos solo cuatro de ellos presentan rampas para personas con discapacidad, solo tres ofrecen servicios higiénicos adaptados, pero que aún faltan acondicionar con respecto a la normativa A120. Además, ningún atractivo turístico de Trujillo cuenta con señalización braille, guías especializadas en lenguaje de señas e información adaptada para personas con discapacidad.
“Este panorma es una limitante para el desarrollo del turismo accesible porque no se puede promocionar destinos que no se encuentran acondicionadas para las personas con discapacidad”, señala.
Oportunidad perdida
En su reporte de 2006, la Comisión de Promoción del Perú para la Exportación y el Turismo, PromPerú, ofreció cifras sobre el impacto del turismo inclusivo en el Perú. Destaca que la estadía promedio de un turista que cuenta con alguna discapacidad motora o física es entre10 a 15 días, y el gasto promedio es entre 150 a 380 dólares diarios. Se alojan en hoteles de cinco estrellas y eligen un plan turístico personalizado, con guías especializados.
Para Víctor Corcuera, guía turístico y arqueólogo peruano, en Trujillo no estamos listos para promocionar un servicio accesible de turismo: “Cómo vamos a pretender ofrecer el producto turístico de Trujillo cuando no ofrecemos las garantías, la seguridad mínima, algo tan elemental”, lamenta.
Además, ningún atractivo turístico de Trujillo cuenta con señalización braille, guías especializadas en lenguaje de señas e información adaptada para personas con discapacidad.
Señala que es responsabilidad de las autoridades municipales y regionales y grupos sociales lograr sanar esa gran ausencia, esa discriminación permanente contra las personas con discapacidad motriz. La importancia de la organización es vital para generar iniciativas reales y amplias que enfaticen en la identificación y resolución de aquellos puntos que delimitan el potencial de este sector económico.
El año pasado se aprobó la Guía de Accesibilidad, Turismo para Todos, una iniciativa del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur), con la finalidad de que se brinde oportunidad a viajeros con discapacidad a desplazarse en igualdad de condiciones, para así lograr que disfruten de los atractivos que ofrece el Perú.
Esta guía, además, busca difundir prácticas para crear y adaptar servicios turísticos accesibles. Sin embargo, se sabe que para que ello ocurra no solo se trata de un cambio estructural físico; sino, también, de un proceso de cumplimiento de la norma y de enseñanza sobre accesibilidad.
Deuda pendiente
Según el docente y periodista Guido Sánchez Santur, es importante brindar espacios en cada ámbito de la sociedad para personas con discapacidad, lo cual no solo traería un progreso económico, sino social en el cual la discriminación está latente. “Al mantener barreras físicas, no permitimos la apertura al crecimiento local”, advierte.
La inclusión social, comenta, se debe aplicar en todos los entornos sociales, en espacios públicos, como plazas, parques y calles, museos, galerías de arte, sitios arqueológicos, salas de pintura. Los establecimientos que prestan servicios, como hoteles y restaurantes, están obligados a utilizar guías o textos en el sistema braille, y para las personas con discapacidad física, acceso para desplazarse con total libertad.
Para una persona con discapacidad, la accesibilidad no solo se trata de poder transitar libremente por las calles o acceder a su centro de estudios o trabajo, sino de la búsqueda constante por vivir de manera digna e independiente, en donde ser considerado ser humano, no suponga una larga espera para ejecutar cambios que nos integren.
La razón y causa del escaso desarrollo del turismo inclusivo local, radica en desconocimiento y poco interés de los organismos locales, autoridades y hasta personas en general, hacía el tipo de desplazamiento o necesidades de las personas con todo tipo de discapacidad.
Este contenido fue elaborado por nuestra colaboradora María de Jesús Trujillo, una valiente mujer que se desplaza por la ciudad en silla de ruedas.