“Mamashita”, así le dicen. Una frase cariñosa y, también, de reconocimiento. Traer vida, acaso, necesita de más reacciones. No importa. A Cinthia Grández Pinedo le sobra y le basta. “Mamashita”, así le llaman por traer a los hijos de las mujeres indígenas, a quienes atiende en la selva peruana.
Allá donde llega con las Plataformas Itinerante de Acción Social (PIAS). No recuerda cuántos partos ha atendido, pero sabe que su misión es reducir la muerte materna en Loreto.
Desde el 2016 hasta la fecha está al servicio del cuidado de la salud sexual y reproductiva de las familias originarias de la Amazonía que todavía viven lejos de un puesto o centro de salud. Ese año fue destacada por la Gerencia Regional de Salud (Geresa) de Iquitos a las Plataformas Itinerantes de Acción Social (PIAS), buques que recorren los ríos de la selva peruana para ofrecer a las comunidades nativas y centros poblados de Loreto, Ucayali y Puno los servicios del Estado.
¿Profesora?
Cinthia quiso ser profesora de educación inicial, pero sus padres le rogaron que optara por otra carrera, para evitar que las huelgas afectaran su desarrollo profesional y su calidad de vida, en especial, la económica. Temía a la pobreza, la precariedad y que sus esfuerzos por sacar adelante a sus hijas se los llevara las aguas del río.
Entonces, eligió ser obstetra, como una especie de salvavidas para que la corriente del progreso familiar no la alejara de sus niños y niñas a los que deseaba tanto educar.
Estudió en una universidad privada. Cada centavo que ganaba ayudando a sus progenitores en la venta ambulatoria de sánguches, los ahorraba para solventar sus estudios.
Perú profundo
El 25 de abril, Cinthia zarpó del embarcadero de Iquitos en el PIAS Yavarí. Viajará 40 días, en los cuales explicará a mujeres y hombres de la cuenca del río Yavarí los favores e importancia de la planificación familiar, la relevancia de someterse a controles prenatales y explicarles el por qué es saludable que el parto sea atendido por una obstetra y no por una partera.
“Con mucha paciencia y respeto a sus creencias, les voy informando qué es lo mejor para su salud y sus vidas, porque es normal encontrar gestantes que no se hacen sus controles prenatales y que las adolescentes sean mamás. No solo porque tienen problemas de acceso a la atención, sino porque además creen que su vida no está en riesgo”, explica para la agencia Andina en una contenido firmado por la periodista Susana Mendoza.
El lugar más distante de esta campaña, la segunda en lo que va del año, será la comunidad de Colonia Angamos, en donde viven familias de la etnia matsé. Allí solo se llega en lancha, en un viaje que dura cinco días. Luego, de regreso, pararán en 24 puntos más.
Antes de partir a ese viaje, Cinthia Grández preparó todo con el afán de que no se le escape ningún detalle, ni que ninguna emergencia deje de ser atendida. Su misión, dice, es evitar que una mujer muera en el parto.
Día de la madre y la grandeza
Tal vez, esa certeza se convierte en energía que Cinthia canaliza hacia cada una de sus pacientes, porque en cada zarpe ella atrae a las embarazadas, a las que están a punto de dar a luz. De los 110 partos atendidos por todas las PIAS, más de 60 estuvieron a su cargo. Entonces, sus compañeros de buque la llaman “Mamashita” por esa razón y las madres de familia bautizan a sus hijas con su nombre.
“He atendido gestantes que llegaron al noveno mes de embarazo sin ningún control prenatal, como a adolescentes embarazadas de los pueblos originarios wampis y awajún”.
Nacida en la ciudad de Iquitos, como sus padres, abuelos y tatarabuelos, asume con mucho compromiso las tareas que tiene, pero con una gran pasión, especialmente las emergencias obstétricas, confiesa, cuando la vida de la madre y su bebé se encuentran en alto riesgo por hemorragias o complicaciones en el parto.
“Trabajar en una PIAS es una gran responsabilidad, porque como obstetra y loretana aplico mis conocimientos para evitar embarazos no deseados y muertes maternas en las mujeres de las poblaciones dispersas de nuestra Amazonía”, dice para Andina.