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Reflexiones sobre la reedición de «Itinerario de un Alado Sin Cielo» de David Novoa por Percy Vílchez Salvatierra

Con el ánimo de ampliar los comentarios en torno a la producción literaria de La Libertad, reproducimos de manera íntegra el texto de Percy Vílchez Salvatierra sobre la última publicación de David Novoa.

Todo está al revés en el Perú, sobre todo en su poesía donde la filigrana parece ser la única opción de los poetas y si sumamos esta falencia a la falta de ideas en boga los resultados son evidentes: minúsculas exhibiciones de opacidad, acaso muy bien cuidada, pero irrelevante, ninguna pretensión absoluta ni ninguna constelación de figuras deslumbrantes; sino una suma de miniaturas sin ninguna gracia.

Quizás Trujillo no sea la ciudad primordial en este escenario, pero es, acaso, la que mejor conozco pues hice la Universidad y pasé buena parte de mi niñez y adolescencia en dicha villa, así que debo exponer un testimonio personal, dado que como en ella no hay críticos y solo proliferan los reseñistas y los contadores de anécdotas, privilegiaré dicha práctica en el presente escrito.

En todo caso, me basta decir en esta introducción que, en todo momento, he defendido una forma de escribir que ha detestado siempre la tradición delicada y frágil que predomina en Perú, aun en los del británico modo o en la onda desprolija horazeriana (sin negar que haya hecho uso de algunas o todas las formas existentes en su momento).

Si agregamos que como no hay crítica en ningún lado, cualquiera cree que puede extrapolar una zona de media intensidad entre párrafos y estrofas de figuras espectaculares para desacreditar poéticas más complejas que las del promedio cuando lo que se tiene que aprehender es el texto entero, aun si tiene decenas o cientos de páginas ya que o es eso o es que la cabeza no les da para leer sino una decena de líneas.

Si agregamos que como no hay crítica en ningún lado, cualquiera cree que puede extrapolar una zona de media intensidad entre párrafos y estrofas de figuras espectaculares para desacreditar poéticas más complejas que las del promedio.

Bajo la visión minusválida y endeble de la mayoría, poetas como De Rokha o Neruda deben parecer imperfectos, pero, ¡oh, sorpresa!, todos los grandes poetas lo son, sobre todo, cuando exponen los grandes asuntos de la humanidad y no las dos o tres fragilidades y zonceras que componen el núcleo de la poesía peruana promedio.

Es por eso que no existen en el país propuestas como el Canto General o la vastedad del verbo rokhiano entre otros monumentos titánicos y colosales que contradicen la sensibilidad del poeta peruano promedio.

Basta y pase, volvamos al marco trujillano…

David Novoa ha consentido en que se publique, nuevamente, luego de treinta años, Itinerario de un Alado sin Cielo que es, sin duda, un gran título (aunque medianamente engañoso respecto del contenido) y un libro descollante en su generación a nivel nacional (mas nunca en una perspectiva continental o mundial pues su anecdotismo es casi costumbrista y mínimo incluso respecto de las posibilidades líricas y epistémicas del propio Novoa).

El volumen en cuestión es un artefacto de fina lírica de tono menor aunque profundamente introspectiva y bella en, al menos cuatro líneas como he sostenido siempre (incluso en entrevistas públicas, por ejemplo, la realizada por Stanley Vega el 11 de noviembre de 2015 en Lima Gris donde sostuve algo que suscribo plenamente luego de casi diez años: «Creo que Novoa es mucho mejor poeta que Cruzado. Tenía más grandeza expresiva pese a su delicadeza. Del Itinerario me quedo solamente con cuatro versos: “Cantando me abro paso entre el gentío/arranco una ventana y la pongo en mi pecho/ para verme hacia adentro y llamarme a grandes voces”. Y, “Mis ojos son dos alas si los cierro”. Cruzado pese a su música y oficio jamás hubiese escrito algo así. Cuando cualquier mediopelo afirme que puede ser mejor que este tipo cualquiera debería recordarle estos cuatro versos. El drama, aquí, es la evolución o involución de Novoa la que yo creo que ha sido acentuada tanto por el amiguismo y la fácil adulación como por el ninguneo característico de Trujillo. Pero, es un tipo que en general, según sé, no se mete con nadie. Así que digamos, simplemente, que fue prometedor y que quedo en lo que está. Punto.»).

El poeta David Novoa vestido de saco y corbata enarbola la bandera del Perú en el monumento a la libertad en la plaza mayor de Trujillo.
David Novoa en pleno homenaja a César Vallejo, en la plaza mayor de Trujillo. (Foto: Andina).

Sin embargo, en el proyecto de la literatura trujillana significa un elemento distante y distinto de lo que se había producido hasta esas fechas pues pasado el tiempo del Grupo Norte y hasta las épocas de Novoa a fines de los ochenta, quiénes habían escrito poesía de alto nivel en Trujillo era gente que no tenía que ver con la otrora bella y primaveral localidad sino por estar presentes de alguna forma casi indirecta y sin haber pertenecido de una forma definitiva, pese a tener hondas raíces familiares en ella como Garrido Malaver, extraordinario en La Dimensión de la Piedra (no así en el resto de su obra salvo por pocas páginas sueltas), o Curonisy, quien pese a padecer de algunas falencias emocionales muy graves como para dar cabida a gente de segundo orden entre sus amigos, fuera de ello tenía y tiene unos poemas muy interesantes que sin llegar a ser extraordinarios, sin embargo, sí eran extraordinarios en relación a la medida promedio de lo que se producía y produce en Trujillo.

En este punto aun cuando no profundizaré en el libro pues no es el interés ni el móvil de estas reflexiones debo remarcar que el elemento que hizo sobresalir a Novoa en su momento y hasta la fecha fue tener el mayor grado de comunión con la palabra o haber establecido la mayor cercanía sino con la poesía misma, por lo menos, sí con el fenómeno poético que buscó y auspició deliberadamente a través de todo tipo de excesos mundanos y espirituales que implican, incluso, cierta persecución de la santidad.

Bueno, eso y haber hecho una mezcla de Hora Zero con el primer Eielson, dos elementos totalmente incompatibles que, sin embargo, la alquimia literaria de Novoa hizo coincidir, lo que supongo, sorprendió, en su momento, a toda la gente que leyó su primer libro.

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No debe olvidarse, en este sentido, que a nuestro poeta le dicen «El loco» y como debe tenerse presente la locura ha sido considerada en algunas culturas como una suerte de forma sacra, sobre todo si es amable o no violenta como es el caso de Novoa que, realmente ha evitado discutir incluso con individuos que le han faltado el respeto, cuando en realidad no son dignos ni siquiera de portar como joyas sus andrajos ya que al revés de Parsifal, Novoa lleva bajo su apariencia de loco, los vestidos de un individuo preeminente.

Lo peor es que todo esto que debería ser motivo de una gran celebración ha pasado como si nada de una manera muy subrepticia y baja, no porque no hayan llegado, como las polillas de toda la vida, los habitués de este tipo de publicaciones sino porque no ha tenido ningún impacto en ninguna parte y creo que eso se ha dado porque no ha mediado ninguna inteligencia entre el libro y los lectores, incluso entre el libro y los supuestos entendidos y entendedores de la cultura trujillana que nunca han tenido ninguna idea o que, por lo menos, nunca lo han demostrado en ninguna parte.

Entonces, vamos a ver cuáles son estas falencias, sobre todo debe señalarse el dislate gravísimo sobre cómo se ha publicado un libro importante (en el contexto propuesto) sin haber acompañado al volumen con algunos cuantos estudios breves.

No digo que debieron ser ensayos críticos o agudas tesis sobre el libro, pero sí, por lo menos, algunos prólogos o unas introducciones inteligentes o interesantes en los que se vea que se ha dado una comprensión de la propuesta ya que, por ejemplo, en la presentación del libro en Trujillo se habló de cualquier cosa excepto del libro, como se suele hacer cuando no se presta atención al artista que se va a presentar, lo que constituye una falta de respeto sino contra el artista, sí, de todas maneras, contra el público.

Entonces, siendo que Novoa es el poeta lírico de mayor relevancia en Trujillo, desde hace más de treinta años, haber desaprovechado esta publicación para oficiar una tentativa de posicionamiento o visibilidad nacional ha sido totalmente un fiasco que no puede atribuirse sino a la ausencia de críticas sobre su libro que en tres décadas apenas si ha recibido menos de cinco escritos al respecto.

Vamos a ver cuáles son estas falencias, sobre todo debe señalarse el dislate gravísimo sobre cómo se ha publicado un libro importante (en el contexto propuesto) sin haber acompañado al volumen con algunos cuantos estudios breves.

Por tales motivos, considero que todo ello debió cubrirse en esta presunta edición conmemorativa dado que no es negativo obtener provecho económico con una edición, pero sí es obtuso no pensar sino en eso.

Pese a lo expuesto y pese al mérito que tuvo en su momento y soslayando las cuatro líneas que rescaté en un inicio, el resto del libro nunca despegó y ha envejecido totalmente para mal de un autor que nunca se propuso escribir un libro a la altura de su talento y cuando lo intentó fue presa de sus peores instintos y quemó en gran medida dicha producción de la que, creo, se salvaron algunos fragmentos que luego fueron publicados en La Voz Del Loco, volumen en el que el autor tentó una visión más amplia y cuyas partes mas resaltantes son, precisamente, esos fragmentos de Execración del Dios Yo.

En este orden de cosas, este poeta siempre prefirió los minuets a las sinfonías o las rapsodias, aun cuando dicha tendencia no parece condecirse con su naturaleza (¿acaso se habrá visto supeditado a los consejos de sus «maestros» y «amigos» adeptos todos a las minucias y no al vértigo ni, mucho menos, a la grandeza?).

Este detalle constituye un error esencial que recién intentó rebasar luego del 2000 y, así, sí Itinerario es breve (50 páginas en el original), el Libro de la Incertidumbre se reduce a 25 páginas según la edición de Libre (2016), (sin embargo, este libro es su mayor presea lírica y aunque es oscura y retorcida, incide siempre en el tono menor que caracterizó su primera etapa).

Ya que he mencionado a Libre, en este punto, es positivo mencionar que, como producto dentro del repertorio del poeta en cuestión, fue su muestra más cabal pues quiso comprender a su poesía reunida hasta esa fecha e incluye varios fragmentos de Execración del Dios Yo (que, como ya expuse, constituye su único libro ambicioso aunque trunco y desaparecido) donde gracias al uso de máscaras travestidas en la identidad de conocidos (y no tan conocidos) poetas de Trujillo amplifica las muestras expresivas de todos ellos (eufemísticamente denominados bajo seudónimos) exhibiendo oficio y dominio de diferentes tonos y formas de expresión por primera vez.

Lamentablemente, dicha producción no contó con ninguna relevancia en medios (lo que acusa, una vez más, la nulidad perenne del periodismo cultural en el país y la ausencia de crítica, generosidad y veracidad en todos lados).

Percy Vílchez Salvatierra, aútor de este texto. (Foto: Facebook).
Percy Vílchez Salvatierra, aútor de este texto. (Foto: Facebook).

Quizás los fallos de la obra de Novoa se deban a lo que siempre acuso como deficiencia en el ámbito de la poesía hecha en Perú que es su fineza y su vocación de ruptura, pero no el rumbo de la desmesura y la potencia y por ello es que no existen libros peruanos como, por ejemplo, el Canto General.

Sí, es una tragedia que proliferen los estilistas, pero no los herederos de Dante en el término de su vocación omnicomprensiva y la extensión de una propuesta absoluta. Claro está que todo esto puede achacarse a la ausencia de una identidad nacional robusta, pero, también, a los propios fueros a los que se ha visto confinada la poesía en el último par de siglos ya que como ilustró el capo Vibtila Horia en su Introducción a la Literatura del Siglo XX «Pocos poetas han alcanzado la fuerza de síntesis de la que han sido capaces los novelistas. Salvo los poetas herederos de Dante —dantescos en el sentido de concentración de datos y conocimientos con el fin de proceder después al acto de la creación, como Dante después de la muerte de Beatriz (el Dante lector de Santo Tomás, de los escritos de astronomía, de matemáticas y de medicina, catalizador de la sabiduría de su tiempo, precursor del novelista ideal), los demás no han logrado enterarse de lo que realmente sucedía en el mundo. Bretón y algunos de los surrealistas, Eliot, Pound y pocos más. Breton y los suyos en sus manifiestos, Eliot y Pound en la plenitud de su obra….»

Aparte de lo expuesto hay muchos problemas por abordarse en torno a la escena literaria y cultural de Trujillo, en principio, su supuesta importancia, su jerarquía y varios mitos conexos que se han adocenado como tradiciones, pero que, en sí mismas, no tienen nada que ver con la realidad.

En este sentido, el Premio Poeta Joven y el Premio Copé no significan nada. El primero fue auspiciado en la localidad e impulsó a sus últimos ganadores (pese a la ominosa edición de 1965) y el segundo lo han ganado varios escritores vinculados a la localidad, pero todo eso no ha aumentado ni potenciado la dimensión cultural de la región bajo ninguna forma como si ha sucedido con Puno.

Porca Trujillo, sobre ti escribió Ricardo Palma, que tu orgullo es inmenso desde que se puso en tu escudo metal sobre metal en tiempos de Carlos IV y el Príncipe de la Paz que era amante de la reina de aquellos años (María Luisa de Parma), pero te han llamado, absurdamente «aldea» cuando, en realidad, eres la capital nacional del lavado de activos y la extorsión y pasan fortunas enteras a diario en tus bancos y en el muelle de Salaverry.

Aparte de lo expuesto hay muchos problemas por abordarse en torno a la escena literaria y cultural de Trujillo, en principio, su supuesta importancia, su jerarquía y varios mitos conexos que se han adocenado como tradiciones

Lo peor es que aquellos que te endilgan dicha absurda descalificación son los únicos responsables de esa minusvalía en el plano cultural pues son ellos mismos los culpables de esa subalternidad que deploran tanto por desidia como por defecto, tanto por irrelevancia social como por exceso de blandura y de «patería».

Entonces, siendo que Trujillo tiene un potencial económico bárbaro y que, además, es la capital nacional del lavado de activos, como ya dije, solo puede ser una aldea en los ojos de un cualquiera, no en los de un individuo cabal que se preocupe en realzar y potenciar a su localidad.

Todo esto es tan grave que en los últimos veinte años el único evento literario interesante hecho en Trujillo fue un Conversatorio sobre Hora Zero (que fue propuesto en 2016 por Joe Guzmán —quien, dicho sea de paso, tuvo un par de años en los que se esforzó en esbozar unos apuntes críticos más o menos teñidos de un academicismo superfluo, aunque, sin embargo, se atrevió a proponer un criterio personal frontal y eso es un mérito, aunque más o menos haya desaparecido o acaso esté dedicado a actividades más lucrativas como es, desde luego, su legítimo derecho—.) y luego de eso el silencio y el desierto sostuvieron como siempre su perenne contienda a pañuelazo limpio.

Ah, Trujillo, Trujillo, una «égloga sacarina y linajuda», según el dictum de Luis Alberto Sánchez y apenas una aldea para los mediocres escribidores responsables de darle esa condición subdesarrollada.

A mitad de camino entre el far west y el Gran Caimán, Trujillo la capital nacional del lavado de activos y la balacera perpetua aún hoy es orgullosa y jactanciosa como en los tiempos del Príncipe de la Paz que dotó de metal sobre metal al escudo de armas citadino, pero no todo el mundo sabe darse cuenta de ello y mejor no me acuerdo de las cosas que expuse sobre la ciudad en El Teatro Para Ciegos.

Estos últimos párrafos digresivos son relevantes en este contexto pues el creador de dicha frase fue el temerario David Novoa de los años noventa que luego fue adocenado y amaestrado por la mediocridad reinante hasta el punto de que aun cuando nadie le disputa, en su generación, su jerarquía de primer poeta de Trujillo, su prestancia fuerza todo tipo de ácidas paradojas. Imagínenos, por ejemplo, que en las justas medievales el paladín no fuera sino un saltimbanquis o un bufón. Ahora pensemos en Trujillo y en Novoa y tendremos la misma circunstancia ante nuestros ojos.

Otra farsa es la que atribuye un grado máximo de relevancia a las provincias respecto de Lima algo que no es cierto bajo ninguna perspectiva histórica pues basta acreditar la procedencia limeña de buena parte de la Generación del 50 para sepultar a todas las provincias pese a Orkopata y Norte.

Considero, en este sentido, que lo único que singulariza a la década del veinte y las provincias es el flujo de información que más o menos las tuvo al corriente con México o Buenos Aires y en simultáneo con Lima y nada más.

Otro tema es el ensalzamiento de la tradición estilística predominante cuyos resultados son siempre menores. Tal es así que quienes se preocupan de avanzar línea por línea construyen delicadas figuras ornamentales, pero quienes construyen e inventan monumentos y cordilleras de verbo no tienen nada de tiempo para reparar en estilismos y sintetismos sobrantes ya que como le escribió Thomas Wolfe a Scott Fitzgerald en 1937: «Un gran escritor no solo es alguien que deja cosas fuera sino también alguien que incorpora cosas, y (así) Shakespeare, Cervantes y Dostoievsky fueron grandes incorporadores, que de hecho incorporaban más de lo que quitaban y serán recordados por lo que pusieron…».

Desde luego, esta sabía enseñanza es desoída por casi todos los escritores peruanos para mayor agravio de la literatura nacional.

En fin, la publicación del Itinerario, treinta años después de su aparición inicial, ha motivado todas estas líneas ya que la supuesta edición conmemorativa ha devenido en la más absoluta irrelevancia y se constituye así una nueva oportunidad perdida para dar realce a la literatura hecha en Trujillo.

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*Este texto fue publicado en Libertad bajo palabra, el portal que administra Percy Vilchez Salvatierra.

*Percy Vilchez Salvatierra es abogado litigante. Asesor jurídico en materia penal y de responsabilidad administrativa de ex altos funcionarios de Estado. Abogado externo en materia civil y registral para defensa judicial de Registradores Públicos de Sunarp (Zona Registral Nro. V – Sede Trujillo). Escritor. Analista político. Director de Libertad Bajo Palabra.