InicioFruta selectaArticulistas¿Cómo se saluda en la madrugada?

¿Cómo se saluda en la madrugada?

Escribe Luis Quispe Palomino

Fue en la madrugada del domingo. Íbamos rumbo a Machu Picchu. Álgidos vientos arremolinados entumecieron nuestros sentidos. El metal del bus pareció comprimirse y con él dos estudiantes a punto de desvanecerse del sueño. “Buenos días”, dijo el lugareño. 

La sorpresa de Joaquín fue reaccionaria: “¡…Pero estamos de noche!”. Ambos sabíamos que, para disfrutar el viaje, necesitábamos sentir el calor que emerge de la razón a altas horas de la madrugada.

Déjenme decirles que yo también me sorprendí del saludo. No recuerdo haber escuchado algo parecido en Lima y Trujillo, que son los lugares de donde vengo. Minutos más tarde, entramos en duda. 

“Aunque no está del todo mal”, acotó Joaquín, luego de hallar la dosis de lógica suficiente para validar dicha expresión. Enseguida, me invitó a recapacitar: “Guissepe, él está bien; nosotros estamos mal. ¿Por qué decimos “buenas noches” si la noche ya acabó? Son las 3:00 a. m. (antes del mediodía)”. La respuesta se la ofreceré varias semanas después. 

Una vez, cuando aún cursaba la primaria, lo recuerdo muy bien, tuve un razonamiento extremo. Le consulté a la profesora de Comunicación Integral por qué durante el día se dice “buenos días” y “buenas tardes” y durante la noche solo se dice “buenas noches”. 

Mi pregunta sugería decir “buenas madrugadas” pasada la medianoche hasta que amanezca. “Porque la luna aún no se ha ocultado”, me contestó sabiamente la profesora. Aunque, en el fondo, lo sé, quiso decirme que la mayoría de peruanos, por decir lo menos, no saludamos de esa manera. Nadie dice “buenas madrugadas”.

Sin embargo, no nos quedemos en lo que es verdad por lo que diga o deje de decir la mayoría, sino vayamos más allá y pensemos si resulta una expresión aberrante saludar “buenos días” pese a que estamos de noche.

Una vez, cuando aún cursaba la primaria, lo recuerdo muy bien, tuve un razonamiento extremo. Le consulté a la profesora de Comunicación Integral por qué durante el día se dice “buenos días” y “buenas tardes” y durante la noche solo se dice “buenas noches”. 

Partamos de una pregunta esencial que nos ayudará a esclarecer nuestro tema. ¿La madrugada forma parte del día o de la noche? Según el sistema horario de doce horas, que es una convención de medición del tiempo, el día se divide doce horas “ante meridiem” y doce horas “post meridiem”: mientras que el primero va desde las doce de la noche hasta el mediodía, el segundo continúa (12: 01 p. m.) hasta la medianoche. A raíz de esta precisión, vamos a proponer dos posturas bien interesantes.

Al respecto la RAE, en su Diccionario, menciona que la madrugada es el tiempo posterior a la medianoche y anterior al amanecer; lo cual significa que, dentro de las veinticuatro horas que tiene el día, la madrugada ocupa un periodo independiente tanto a la noche como a la mañana. 

Ahora, arbitrariamente, podríamos pensar que el día se divide en mañana (6:00 a. m. / 12:00 p. m.), tarde (12:00 p.m. – 6:00 p. m.), noche (6:00 p. m. – 12:00 a. m.) y madrugada (12:00 a. m. – 6:00 a. m.). En ese sentido, respondiendo la pregunta, la madrugada no forma parte ni de la mañana ni de la noche.

Entonces ¿por qué decimos “buenas noches”? Sucede que, en el Diccionario, ese libro que recoge los significados que los hispanohablantes les hemos dado a las palabras, encontramos “noche” entendida como parte del día comprendida entre la puesta del sol y el amanecer, la cual abarca las horas al terminar la tarde y toda la madrugada. 

Madrugada

Si bien es cierto que nos encontramos en el periodo antes del meridiano, es decir rumbo al mediodía, la realidad que observamos es totalmente diferente: sabemos que anocheció, el sol se ha ocultado y el cielo permanece claroscuro. 

En efecto, decimos “buenas noches” porque no podemos contrariar la lógica cotidiana, aquella que se encuentra en el quehacer de los días (y noches).

Por el contrario ¿por qué hay quienes saludan “buenos días”? No me cansaré de repetir que, en materia de lengua, el uso es el único rey que nos gobierna. Digo esto porque, pese a que la madrugada es un periodo independiente y se ubica antes del sol saliente, hay muchas personas que la consideran como parte de la mañana. 

A las pruebas me remito. Las expresiones “Hoy madrugué” o “Trabajo de madrugada” aluden al inicio de la mañana, un horario muy temprano y la amanecida. De este modo, decir “buenos días” tiene tanto o igual valor que decir “buenas noches”. 

Llegado a este punto, pienso que el día y la noche no solo pueden ser periodos de tiempo, sino también circunstancias. Imaginemos la siguiente situación. Siendo las cuatro de la madrugada, una persona ebria se cruza con su vecino, quien sale “temprano” a laburar porque, digamos, es enfermero. El primero le saluda “buenas noches” mientras que el segundo le contesta “buenos días”. ¿Hay contradicción en la comunicación? No. Y tiene mucho sentido. Para el ebrio, su día recién termina; en cambio, para el enfermero, recién empieza. 

En definitiva, estas dos formas de saludar, pese a que una es más aceptada que la otra, reflejan la riqueza de nuestro gran compendio lexical que es el español. Que una sea utilizada mayoritariamente, pienso, es una suerte de costumbre. Y con la costumbre, así como el uso, poco o nada podemos hacer.

—Vaya… entiendo— asiente Joaquín con la cabeza—. Para que nadie se salga con la suya, digamos “buenas madrugadas”.

—¿Tú lo dices?

—No.

—Ahí tienes la respuesta.


Luis Quispe Palomino (Barrios Altos, 1999). Estudia la carrera de Derecho en la Universidad Privada Antenor Orrego. Ha publicado artículos de opinión y divulgación en las revistas Los Contemporáneos (México) y Taquicardia (Trujillo). En 2020 inauguró el proyecto Disicultura, el cual se ha convertido en la primera editorial de textos de no-ficción, de forma autogestionada, de La Libertad. Actualmente, se desempeña como docente de Lenguaje y corrector de estilo. Reside en Laredo.