Cuando dictaba clases en el colegio Abraham Lincoln de Trujillo, conocí a un alumno de primero de secundaria a quien se le complicaba aprender el uso de las mayúsculas.
Tal fue el caso que una vez Daniel reflejó su molestia: “Profe, ¿por qué mejor no escribimos con puras minúsculas o con puras mayúsculas? Es que se me complica mezclar una con la otra”.
Enseguida, atendí su consulta. Le expliqué que nuestra letra base es la minúscula y que, por ende, la mayúscula se utiliza en casos determinados. Quizá no fue la solución que esperaba de mi parte: en su rostro se percibió la resignación.
No obstante, las mayúsculas no solo se aplican a la redacción en prosa, sino a logos, nombres comerciales, lenguaje de programación, poesía, hashtag, entre otros.
Esto quiere decir que hay un tipo de mayúsculas que escapa al cuerpo del texto formal, cuya función ya no es jerarquizar las palabras al interior del enunciado; por el contrario, será facilitar la comprensión de lo que se lee. Precisamente, en este último caso recae la figura del CamelCase.
En su adaptación al español, se puede traducir como “funda de camello” o “joroba de camello”; pues el nombre se debe a que el efecto visual que adquiere en el texto se parece a un camélido.
El CamelCase es un estilo que consiste en escribir al inicio o en medio de cada palabra, dejándonos así la impresión de un bulto o joroba por encima del tamaño ordinal de las minúsculas. Por ejemplo, el término “YouTube”: la letra “T” es la joroba que une “you” y “tube”, cuyo significado es “tú transmites”.
Este curioso recurso lo podemos apreciar, sobre todo, en nombres comerciales (iPhone, WhatsApp, eBay), lenguaje de programación (ActionScript) y hashtag.
Este último es un caso aparte. Cuando usamos hashtag en las redes sociales, nos enfrentamos al siguiente dilema: ¿importa más la buena ortografía o el alcance esperado? Me explico. El propósito de usar una etiqueta es lograr que nuestro contenido llegue a más personas. Eso claro está.
El problema surge cuando existen etiquetas prestablecidas que, si bien ya cuentan con un gran número de visualizaciones, no necesariamente tienen la mejor ortografía. Por ejemplo, #ARRIBAPERU o #arribaperu en vez de #ArribaPerú.
Un criterio de gran utilidad, que aún no está escrito en ningún manual, es diferenciar las etiquetas populares de las etiquetas nuevas, esto es, creadas por nosotros. Aunque tengan errores, las etiquetas populares gozan de un mayor alcance en el espacio web y ello es una ventaja para nuestro contenido; por eso, conviene escribirlas conforme a la ortografía de su autor original.
En cambio, las etiquetas nuevas tienden a la corrección; de este modo, no solo podemos escribirlas bien ortográficamente, sino aplicar el estilo CamelCase. Por ejemplo, en #PeriodismoConCalle, las mayúsculas al inicio de cada palabra facilitan su reconocimiento y, por ende, su lectura.
Para terminar, vale decir que el estilo CamelCase no es una consecuencia de la narrativa transmedia; su origen es antiguo, incluso se puede encontrar rastros de él en la letra versal, que consiste en iniciar con mayúscula cada verso, o en los poemas acrósticos, cuyo fin es captar la atención del lector. Hoy las autoridades recomiendan evitar su uso en la prosa formal.