En las orillas de una playa de Huanchaquito, a pocos metros de la ciudadela de Chan Chan, La máquina de arcilla, obra del reconocido arquitecto y escultor Emilio Rodríguez Larraín, yace devastada. A su alrededor aún quedan las marcas de la maquinaria pesada con la que, supuestamente, fue demolida. El suceso, que pone fin a 35 años de supervivencia desde su instalación artística, como parte de la III Bienal de Arte de Trujillo de 1987, aún no descubre a los responsables. No obstante, para muchos artistas y colectivos culturales, la principal culpa la carga la gestión municipal que poco hizo por la conservación y restauración de la pieza.
Los otros culpables son unos sujetos que fingen de empresarios inmobiliarios y que dirigen la construcción del denominado Complejo Turístico Playa Azul, que no solo impide la visibilidad de la obra artística, edificada para que se disfrute de cerca y, también, de lejos junto del horizonte marino del balneario más importante de La Libertad, sino que, aparentemente, han perpetrado su destrucción.
Este centro de diversión, para variar, se ejecuta en una área que es motivo de litigio con la Municipalidad Distrital de Huanchaco. Un cartel en el lugar enumera los expedientes que obran en el Poder Judicial y el Ministerio Público y que formalizan la disputa del terreno.
Los otros culpables son unos sujetos que fingen de empresarios inmobiliarios y que dirigen la construcción del denominado Complejo Turístico Playa Azul.
Desecho
En la mañana del 30 de marzo, uno de los pocos muros de la Máquina de arcilla amaneció destruido. Originalmente, la obra de ‘land art’ —corriente del arte contemporáneo en la que se crean obras en plena naturaleza— estaba conformada por siete cubos, desde donde se desprendían muros perpendiculares de dos metros de alto aproximadamente; de estos solo han quedado los escombros. La poca visibilidad del lugar, provocada por un cerco del Complejo Turístico Playa Azul consiguió que la destrucción de la obra pase desapercibida.
En un tibio comunicado oficial, el Ministerio de Cultura expresó un “llamado de atención ante el hecho porque es importante sensibilizar a las instituciones locales y regionales para generar acciones que permitan salvaguardar el legado de artistas como el de Emilio Rodríguez Larraín”, sin embargo, hasta el momento no se han referido sobre futuros planes de acción y restauración.
“Sin duda, alguien saldrá “ganando” con la “liberación” de ese terreno”, opinó el artista visual y docente José Carlos Orrillo Puga, quien fue uno de los primeros en denunciar el hecho en sus redes sociales y arremetió contra posibles invasores de terrenos; pero sobre todo, contra la inacción de las autoridades ediles. Hasta el cierre de esta nota, la Municipalidad Distrital de Huanchaco no se ha pronunciado de manera oficial sobre lo ocurrido.
Importancia
La también llamada Huaca Moderna, que se volvió un homenaje a las edificaciones precolombinas de la zona, soportó viento, lluvia y fuertes mareas, mas no pudo contra la terrible indiferencia que, durante décadas, venía erosionando sus muros de adobe y arena. En el 2018, por ejemplo, la permanencia de la obra fue cuestionada por los organizadores de la visita del papa Francisco, quienes dañaron parte de la obra al disponer del espacio para los preparativos de una liturgia que dirigió el líder del catolicismo en el mundo. La acción, sin embargo, no prosiguió después del reclamo de artistas a través de protestas y de una carta dirigida al ministro de Cultura de aquel entonces, Salvador del Solar.
En una breve visita realizada por El Comercio, a raíz de las denuncias de la posible destrucción, el deterioro era característica principal de la instalación. Con pintas, partes destruidas y rodeada de basura, el recinto artístico se convirtió en “un refugio de drogadictos”, declaró José Ruiz, alcalde del distrito de Huanchaco en ese entonces.
En un informe sobre la importancia de la obra, Elio Martuccelli escribe que, a lo largo del tiempo, la Máquina de arcilla ha sido empleado para “una serie de usos no previstos: descanso de pescadores, juego de niños, reunión de amigos, encuentro de amantes”, situaciones que contribuyeron a su deterioro al no estar protegida como Bien de Interés Cultural. Las gestiones para su inclusión se promovieron en el 2018, desde el Encuentro Nacional de Artes Visuales (ENAVT); incluso el documento fue ingresado en el Congreso de la República, sin embargo, el respectivo seguimiento quedó rápidamente en el olvido.
El comunicador social Antonio Ulloa Cueva lamentó la destrucción de la majestuosa obra de Emilio Rodríguez Larraín, porque reaviva la indignación por la desidia de las autoridades para preservar el patrimonio cultural de nuestro país. “En 2017, al cumplirse 30 años de su creación, se le rindió homenaje en el Encuentro Nacional de Artes Visuales Trujillo. Su deterioro en ese tiempo ya era evidente, abandonada a su suerte, convertida en un basural, depredada por la insensatez humana y soportando la inclemencia de la naturaleza.Si bien las diversas iniciativas promovidas por artistas y gestores culturales movilizaron a muchas personas para limpiar, protestar y promover, lamentablemente no tuvieron eco en los tomadores de decisiones”, recordó.
Ulloa comparto un video producido por el Cliac Perú como un testimonio visual del estado de La máquina de arcilla” que busca resaltar su importancia artística y arquitectónica, contemplando su imponente presencia dentro del espacio.
El principal objetivo de los reclamos en la actualidad es que las autoridades presten la debida atención, de una vez por todas, a los espacios culturales y artísticos, antes de que queden sepultados por la indiferencia. Por lo pronto, el proyecto sin fines de lucro Micromuseo, comprometió mil soles para la restauración de la obra.