InicioFruta frescaBarrio Médico Santa Inés: persisten el caos y la contaminación

Barrio Médico Santa Inés: persisten el caos y la contaminación

Pacientes y vecinos enfrentan al desorden a diario en una de la zonas más sensibles de Trujillo.

Una señora de 70 años camina por la acera del parque La Paz, en la urbanización Santa Inés, de Trujillo, tomada del brazo de su hijo. Llega en busca de atención médica a un lugar que, se supone, debe ofrecer un ambiente sereno e higiénico.

Sin embargo, la tranquilidad dura pocos minutos hasta que el sonido de un claxon o de un posible choque automovilístico rompe la calma.

Vecinos y pacientes concurren todos los días al barrio médico en la urbanización Santa Inés, lugar conocido por la gran cantidad de establecimientos que se dedican al cuidado de la salud, como laboratorios, farmacias, consultorios particulares y la clínica Peruano Americana.

Lugar conocido por la gran cantidad de establecimientos que se dedican al cuidado de la salud, como laboratorios, farmacias, consultorios particulares y la clínica Peruano Americana.

Poco ha cambiado

Personas padecen por el caos vehicular, la contaminación y el desorden. A pesar de que este problema se redujo durante las restricciones de la pandemia de la covid-19, los residentes aseguran que la situación sigue tal cual como años anteriores.

“En pandemia bajó, porque no se permitían los estacionamientos. Antes de la covid-19 era igual que ahora, las cosas no han cambiado mucho”, contó Inés Muñoz, vecina que acude, de manera frecuente, al parque a pasear a sus mascotas.

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Aseguró que la congestión, en ciertas horas del día, bloquea el acceso de vehículos, lo que produce embotellamientos y el abuso de las bocinas.

Santa Inés: un mal incurable

Tal como se informó en BuenaPepa, el parque La Paz del Barrio Médico es uno de los lugares de Trujillo que aglutina la mayor oferta de servicios para curar enfermedades, y, se presume, debería ser el espacio más limpio y agradable de la ciudad.

Sin embargo, la contaminación de basura es un disgusto constante para las personas que transitan por la zona.

Residentes afirman que este desaseo ha disminuido en los últimos seis meses, pero que el desorden vehicular sigue vigente y afecta el sosiego de los pacientes que acuden a los establecimientos de salud.

El problema del tráfico suele variar según las horas, así lo afirmó Luis Ñañez, quien se encarga de cuidar los autos que se estacionan alrededor. “Las horas con mayor congestión vehicular son de 10 a. m. a 1 p. m. y de 5 p. m. a 8 p. m.”.

Agregó que junto a él hay otras dos personas que cumplen la misma labor, y que tratan de contribuir a mejorar el orden y la limpieza, ya que la municipalidad no ha ayudado hasta el momento a cambiar esta situación.

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En muchas ocasiones, ni las ambulancias se han salvado del caos vehicular, puesto que los autos estacionados de manera indebida obstruyen el paso e impiden que los pacientes sean atendidos a la brevedad posible.

“Cuando las ambulancias llegan a la clínica y no pueden salir, empiezan a tocar el claxon. Los conos que ponen no sirven, porque los carros pasan y lo botan”, asegura Inés Muñoz.

Ellos son

Las unidades móviles que suelen estacionarse pertenecen a los médicos y empleados de las clínicas y laboratorios del lugar, también están los autos de los pacientes y de algunos ambulantes que trabajan en el parque.

Si bien es cierto, estos últimos reconocen que son parte del problema, tratan de aportar a fin de mejorar en la limpieza y orden. Esto fue confirmado por algunos vecinos que empatizan con la labor de los comerciantes informales.

Ni las ambulancias se han salvado del caos vehicular, puesto que los autos estacionados de manera indebida obstruyen el paso e impiden que los pacientes sean atendidos a la brevedad posible

Los residentes afirman que, en las horas de más afluencia, el caos vehicular es acompañado de un alto tránsito de personas, ello ocasiona que el nivel de contaminación se eleve.

Los ruidos provocados por el desorden producen un gran impacto de la salud, tanto de los pacientes que se atienden en las clínicas y hospitales, como de los propios vecinos, quienes aseguran que en horas punta el sonido del claxon se vuelve insoportable y la inadecuada gestión de los residuos resulta ser un peligro para la salud pública.

Escribe: Fátima Milla Ravines