Escribe Rodrigo Montañez*
¿Cómo es vivir en un país donde ningún lugar es seguro? Es hacerlo con miedo constante. Nacer siendo parte de las poblaciones vulnerables —como bien lo manifiesta el Estado peruano: mujeres, niños y niñas, comunidad Lgbtiq+, personas con alguna discapacidad— significa desde ya, experimentar miedo en la calle.
Hasta el primer semestre del 2022, en el Perú se registraron 32 casos de violación sexual por día, es decir 5805 ataques en seis meses. Los Centros de Emergencia Mujer (CEM), también, han consignado cifras sobre diferentes tipos de violencia sexual como los actos contra el pudor (1359), hostigamiento sexual (202), acoso sexual en espacios públicos (158), trata con fines de explotación sexual (44) y pornografía (43). Frente a este panorama, en Trujillo existe la ordenanza municipal N° 007-2019-MPT del 2019 que sanciona los casos de acoso sexual en espacios públicos. Quién no han sufrido una situación de hostigamiento, realmente, es un privilegiado.
Una ordenanza rige o regula las relaciones de los vecinos de una ciudad o comunidad. La norma dictada por la comuna trujillana previene, prohíbe y sanciona el acoso sexual ejercido en contra de las personas, en especial, contra mujeres, niñas, niños y adolescentes, que se encuentren en espacios públicos y/o transiten por establecimientos comerciales y/o obras en edificación. La multa es de una Unidad Impositiva Tributaria (UIT).
Entonces, una ordenanza, aprobada hace un par de años y que casi nadie conoce, es una clara muestra de que esta no funciona. La misma norma se contradice porque en su artículo décimo segundo ordena la señalización en espacios públicos, establecimientos que desarrollen actividades económicas y obras de edificación, además es obligatorio para el personal de la municipalidad, como, por ejemplo, serenazgo, quienes debe garantizar la seguridad en la vía pública con énfasis en las mujeres, niñas y adolescentes. Si para quienes la ordenanza es obligatoria no la cumplen, ¿cómo podemos pensar que existen lugares seguros libres de acoso sexual?
El acoso sexual en el trabajo o en tu centro de estudios es real y tiene que ser asumido como tal: de forma real y crítica. Repito. Persona que no haya sido agredida, física y/o verbalmente es un ser privilegiado. Pero, ¡ojo! , no quiere decir que, en cualquier momento, en la puerta de tu casa o saliendo a comprar el pan no te pueda pasar.
Se puede desglosar mil y una soluciones para este problema: ordenanzas, leyes, campañas, entre otras. Sin embargo, los primeros pasos son educarse y educar. Educarte para que el chiste con el grupo de compañeros de trabajo o en una esquina con amigos, no debería ser sobre el cuerpo de otra persona, no debería ser el contacto físico con una persona que no te da el permiso para hacerlo.
Si googleamos “ayuda acoso sexual Perú”, nos arroja inmediatamente la LINEA 100. Desde la posición de cada uno de nosotros, logremos que la LÍNEA 100 nunca se sature y que nunca haya llamadas. Para ello, es necesario que desde nuestro espacio seamos visiblemente activos, con una escucha activa y participación activa para indicar que existe una ordenanza que sanciona a todo aquel que atenta contra nuestra persona.
La ordenanza está ahí para que las empresas la conozcan, pueden imprimirla y colocarla de cualquier material. Lo importante es que esté visible para el público como un acto de responsabilidad ciudadana. Como persona común, también se puede hacer lo mismo y así contribuimos a no tener una vida de resistencia, miedo y lucha; sino de vida.
¿Cómo sería vivir en un país seguro? Te propongo contar cuantas veces logras encontrar esta ordenanza a lo largo de tu día.
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*Estudiante de ciencias de la comunicación de IX ciclo UPAO. Actor en formación. Creador y presentador de @rozamiento___ (cuenta de Instagram sobre temas de educación sexual, comunidad LGBT, arte y cultura). Activista social. Me encanta bailar, ir al teatro, reír y viajar. Amo conversar y cuestionar todo lo que pasa a mi alrededor.